“Al premio Nadal le han concedido el Umbral”, dijo alguien cuando fuera premiado por “Las Ninfas”. “Al Princesa de Asturias le han concedido el Serrat”, pensé yo al escuchar al cantante declamar su ‘serratiano’ discurso ante reyes y princesas. En efecto, con todos los respetos para la brillanste nómina de galardonados, la lista habría estado incompleta si no hubiese pasado por el Campoamor Juan Manuel Serrat, cuya ingente obra es de una categoría superior. Si a eso le añadimos su conducta pública, plena de valentía y coherencia (jamás dijo una palabra fuera de lugar), el galardón tenía que caer por su propio peso. Categoría superior, sí: “Hasta que el pueblo las canta/ las coplas, coplas no son/ y cuando las canta el pueblo/, ya nadie sabe el autor”, escribió, quién si no, Antonio Machado. Serrat mismamente: un hombre que ha logrado que ‘su’ Saeta sea interpretada por las miles de bandas que transitan las calles de España en Semana Santa, sin que la mayor parte de la concurrencia s...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa