Aficionado, apasionado, subyugado por las ciencias físicas en general y por la astrofísica en particular, he llegado a conocer como la palma de mi mano la superficie de Marte: valles, ríos, montañas, cráteres y por ahí seguido. En busca de un rastro de vida marciana, me he visto todos los documentales habidos y por haber. (Bueno, la verdad es que, salvo los pases inverosímiles de Modric, apenas veo otra cosa.) Por eso me ha impresionado tanto que uno de los puntos cardinales (cinco, según Maduro) de la recién nacida administración Trump, sea llevar personal de nuestra especie al planeta vecino, que de vecino no tiene nada: 54,6 millones de km. no son para mandar a un niño a un recado: “Que me ha dicho mi madre que si tiene usted un poco de perejil”, un suponer. Total, que la promesa de don Trump me ha entusiasmado. Kennedy dijo lo mismo sobre la Luna y, aunque él no llegase a ser testigo, Nixon recogería los frutos. De entonces acá, los avances tecnológicos han sido tan impresionant...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa