Son muchas las veces que he contribuido a la solución de importantes problemas regionales, perdón, autonómicos, sin exigir nada a cambio, y lo que es más duro, sin recibir ni siquiera un muchas gracias, Agapito. Más de uno recordará, de estas páginas, que siempre me sirvió de consuelo saber el pago que les dieron a grandes hombres de la historia por sus portentosas aportaciones a la humanidad. Por ejemplo, Arquímedes. ¿Cuánto le pagaron al sabio de Siracusa por descubrir el principio que lleva su nombre y que permite que los barcos no se hundan todos, como ocurría hasta entonces? Ni un triste dracma. Si no fuera una expresión tan zafia, diría como algunos de mi pueblo: “Le dieron con un trapo mojao en el culo”. Tres cuartos de lo mismo podríamos decir de Pitágoras, de Euclides, de Aristarco de Samos…de Copérnico, de Galileo, de Newton.
De Newton: ¿cuánto le pagaron a don Isaac por descubrir que los cuerpos caen por su propio peso? De no haber sido por él, todo andaría manga por hombro, y pasaría como en “Amanece, que no es poco”, que a ciertos hombres, unos días les da por levitar (otros por oler bien), con el peligro de que te hagan sus necesidades encima. Pues nada, ni una mala botellita de whisky le regalaron. En fin.
A cuento de qué tan prolijo preámbulo. Muy sencillo. He descubierto el secreto para que la carretera medieval, Cáceres-Badajoz, sea transformada al fin en autovía, con varios siglos de retraso, ¿verdad, señor Ibarra? HOY del viernes: “El estudio de la autovía Moraleja-Portugal incluye un nuevo puente”. Y más adelante: “un puente internacional sobre el río Erjas”. Ahí está. En la palabra internacional está el quid, que por algo los periódicos llaman turistas internacionales a los extranjeros de toda la vida.
Se intentó con la palabra “nacional”, pero no hubo suerte. “Esta carretera la hago yo ‘nacional’ y te la preparo en un verbo”, le dijo Ábalos a Vara (a seguir mejorando, don Guillermo). Y ahí sigue muerta de risa, con sus curvas ‘nacionales’. Pues bien, comoquiera que la solución Vara-Ábalos se quedó en el camino (lo de Ábalos fue el sueño de una noche con Jessica), aquí viene la mía: declarar internacional la frontera entre ambas provincias, con lo cual, nos veríamos beneficiados de los dineros que la Unión Europea destina a infraestructuras transnacionales. Es que lo de internacional por fuerza ha de tener su aquel. ¿A cuento de qué, si no, se le llama Tajo Internacional al Tajo fronterizo de siempre?
Vaya por delante que a este particular todo lo que sea ‘estrechar lazos’ con el país vecino (la mentada autovía Moraleja-Portugal), le parece de perlas. Es más, ya tengo escrito que, en mi inconsciente, Portugal no es un país distinto de España. Es más: me considero hispano-portugués.
En resumen: que ya le va faltando tiempo a la Unión Europea para hacerse cargo de la autovía Badajoz y Cáceres. Será necesario, claro es, la construcción de un túnel internacional entre ambas provincias.
De nada.
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...