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Mostrando entradas de febrero, 2022

PSIQUIATRÍA A TOPE

Era de prever. El número de contertulios (tertuliano, con mayúscula, claro, siempre irá unido a Orígenes de Alejandría, que así venían, juntitos, en el libro de religión: padres ambos de la Iglesia de los primeros siglos: Tertuliano y Orígenes), les decía que el número de contertulios de los medios que están necesitando asistencia psiquiátrica, ha crecido recién como la espuma. No es para menos. Veamos. Estando tan tranquilos en sus cosas, chismes de la política mayormente (huelebraguetas sin licencia, diría Sabina), de un día para otro irrumpe la primera pandemia de la historia televisada en directo, y hete aquí que, sin haber visto un virus ni por el forro, salvo ésos que atacan a los ordenadores, los contertulios se ven obligados a pontificar (nada de opinar) en todo lo referente al llamado Covid-19, el virus chino que llamara Trump con toda razón (made in China), convirtiéndose de un día para otro en especialistas en virología y epidemiología; con lo que a uno le costase apr...

JUAN CARLOS 1 Y FELIPE 6

Algo gordo tiene que haber pasado. Me acabo de asomar al balcón y el personal que pasaba por la calle no hablaba de otra cosa: de una tal Isabel de Madrid, que tiene un lío muy grande con un casado. Cuando sepa algo más, se lo contaré. A lo que íbamos. Se trata de los premios que les fueron entregados el otro día a la gente del cine. Por cierto, me parece muy bien que el año que viene premien también a los encargados de que las maquinarias para el rodaje estén perfectamente engrasadas. Y a las señoras de la limpieza, que también se lo merecen. Pues bien, nada más empezar la gala, leo en el fondo del escenario que los galardones son nada menos que treinta y seis: “36 Premios Goya” ponía en letras grandes, tal que semanas atrás venía anunciando un locutor en la tele. Muchos me parecen a mí, pensé. Pero no, los premios debieron de andar cercanos a los cien, a juzgar por la duración de la fiesta. El caso es que, al cabo de un rato, me entero de que no son 36, sino que se trata de la edició...

ARRASAR EL PARAÍSO

ARRASAR EL PARAÍSO Agapito Gómez Villa Maldita la hora en que se nos ocurrió a mi santa y a mí (juntos hasta la muerte, ay) acercarnos a la cola del pantano de Valdecañas, aquella mañana camino de Madrid. Maldita la hora, sí, porque de no haber visto, qué puñetas visto, contemplado el lugar, hoy estaría yo tan contento con la sentencia del Tribunal Supremo, que ha ordenado derruirlo todo: el resort de lujo (así dicen los periódicos), propiedad de cuatro señoritos de Madrid. Es que no hay cosa que nos haga más felices a los pobres que las desgracias de los ricos. Oiga, que usted de pobre ya no tiene nada. De acuerdo: me hice rico con la herencia de mis padres: dos exuberantes ‘pilistras’. Pero los que naciéramos pobres ‘sin solemnidad’, seguimos teniendo mentalidad de pobres toda la vida. Les decía que maldita la hora, porque pude contemplar con mis propios ojos (no tenía otros) que los ricos de Madrid habían convertido el lugar en un pe...

POR SI VUELVE EL NIÑO

POR SI VUELVE EL NIÑO Agapito Gómez Villa “No nos vamos a cambiar de barrio. Por si vuelve el niño”. Lo dice la mujer de Umbral en “Anatomía de un Dandy”, formidable documental sobre la vida y obra de su genial y controvertido marido (el personaje se comió a la persona, tan falta de cariño, desde su ‘huérfana’ infancia). El niño ya llevaba algún tiempo en el cementerio, “minuciosamente destruido” por una leucemia, cuando contaba seis años. Pero la madre no quería cambiarse de barrio: por si el niño volviera. Dios, qué alivio sentí. En adelante, me dije, no tendré que esforzarme tanto, ante la cara de estupefacción que ha puesto siempre el personal cada vez que he contado lo mío, a saber: recluidos que estábamos en otro lugar mi otro hermano y yo, mientras a mi hermanito muerto le daban cristiana sepultura, yo estaba absolutamente convencido de que cuando volviésemos a casa, lo habrían traído vivo del cementerio. Mi cabeza de once años se negaba a aceptar l...