Ir al contenido principal

Entradas

EL APLAUSO DE 'CLEOPATIA'

En su día, lejano ya, le dediqué un escrito al asunto, centrando la cosa en la señora Cospedal, sí hombre, sí: aquella mujer tan alta, tan guapa, tan elegante, que fuera casi todo en tiempos de Mariano. Pueden comprobarlo en las hemerotecas: aquella señora era tan comedida a la hora de aplaudir, que daba una palmada cada cinco segundos, como mucho: manos como de ave volando en paz. Pero con una fuerza y un entusiasmo indescriptible: por su ausencia. Yo creo que tamaña languidez expresiva no era sólo por su manera de ser, sino que, “creyéndose” una reina (no era para menos), lo hacía así para parecerse a la reina verdadera, doña Sofía, la persona que se ha dejado el alma en cada aplauso. Aquí, entre nosotros, a mí me aplaude doña Sofía como solía, y no me ando con chiquitas: “Señora, muchas gracias, pero mejor que se ahorre el esfuerzo”. Leído lo anterior, cualquiera podría colegir que esa forma de aplaudir es privativa de ciertas señoras. Pues nada de eso. El otro día, el p...
Entradas recientes

EN HOMENAJE A PABLO GUERRERO

Medio siglo bien corrido ha pasado desde aquella noche que asistiésemos a la actuación de un jovencísimo Pablo Guerrero en el Gran Teatro de Cáceres (he escrito homenaje en el título para decir un motivo para decir que hoy lo que se lleva es un insoportable anglicismo, “tributo”, como si no fuese suficiente con los que pagamos a Hacienda). Aquel lejano encuentro lo he puesto en plural porque tal acontecimiento -fue un acontecimiento- me quedaría asociado para siempre a los cuatro amigos que, una vez acabado el acto, nos topásemos con el cantautor en el Paseo de Cánovas, que siempre será el Paseo de Cánovas: en mi vida he visto a nadie llamarlo Paseo de Calvo Sotelo. No recuerdo bien si por entonces -no voy a levantarme ahora a mirarlo, que dijera Umbral- ya había sido compuesta su emblemática canción (icónica dice a todas horas la juventud periodística), que, por esas cosas que nadie conoce, se convertiría en el himno de la transición, “A cántaros”, claro es, toda de inolvidab...

ESCRIBIR COMO UN HOMBRE

La otra noche, en cuanto apareció Amenábar en “El Hormigonero” (permítanme la licencia), uno sabía que saldría a relucir la sospechada homosexualidad de Cervantes, según el director de “El Cautivo”. Pues bien, de inmediato se me vinieron a las mientes una catarata de ideas en relación con el controvertido asunto. Vamos a ello. Lo primero, lo de Dorothy Parker, aquella ingeniosa y admirada lengua malvada, que fuera la reina de una piara de intelectuales, periodistas y actores neoyorquinos: “Querido Dios, concédeme que deje de escribir como una mujer”. Eso era mucho pedir, señorita Parker. En efecto, ninguna mujer, mujer, podrá jamás escribir como un hombre. Y a la viceversa. Lo leí de labios de un brillante estudioso de la condición humana de cuyo nombre no puedo acordarme: “Hay más similitud en la manera de estar, ver, ‘vivir’, concebir el mundo, entre un varón occidental y un ‘salvaje’ de Borneo, que entre un hombre y una mujer de nuestro entorno que trabajan en la misma ofici...

EL PINGANILLO Y EL FILÓSOFO PANDÉMICO

EL PINGANILLO Y EL FILÓSOFO PANDÉMICO Agapito Gómez Villa Sucedió hace tres quinquenios en la llamada Cámara Alta, ese ente inservible que nos cuesta 5.000 millones al año (ni con mayoría absoluta de la oposición sirve para mojarle la oreja a Sánchez), cuando José Montilla, andaluz de Iznájar, Cordoba, presidente a la sazón de la Generalidad de Cataluña, perdón, Catalunya, se dirigió a la concurrencia en un ‘perfecto’ catalán (malas lenguas dicen que cuando tiene que escribir algo en público, le pasan antes una chuleta). Entre los senadores, Manuel Chaves, andaluz de Sevilla nacido en Ceuta, escuchaba atento, pinganillo mediante, a su paisano José. Aquel día me dije: están locos. Amable lector: “Demuéstrame que no tengo razón”, que decía el joven americano recién asesinado. Que un sevillano se viera obligado a usar un auricular para entender a un cordobés (16 años tenía cuando su familia emigró a Cataluña), es muy fuerte. Ni que decir tiene que ...

¡QUIETO TODO EL MUNDO!

¿Cuántas veces hemos oído esas palabras en boca de la pistola de Tejero? Cientos, miles, millones. Fueron grabadas por las cámaras del Congreso, y por las emisoras que estaban transmitiendo el evento. Ni que decir tiene que se graba todo, absolutamente todo: no sólo lo que se dice en la tribuna. En esto que va el otro día Abascal y en tres palabras pone como un poleo a su amigo del alma: “Es usted un corrupto, un traidor y un indecente”. Toma ya amistad. A mí que registren, yo “digo tan solo lo que he visto”, que cantase León Felipe en voz de “Aguaviva”. Al instante, la presidenta de la cámara da la orden de que dichas palabras sean borradas del diario de sesiones. Aquí quería yo llegar. Uno sabe que resulta muy bonita, muy tradicional, muy histórica la imagen de esas dos personas que, desde el centro del ‘hemirruedo’, van escribiendo, con una celeridad estresante, todo lo que se dice desde el estrado. He dicho histórico a propio intento, porque, gracias al diario de sesiones...

UNA OTAN CONTRA LOS INCENDIOS

¿Quién se acuerda ya de los recientes y devastadores incendios? Los damnificados solamente. Y yo. ¿Qué medio de comunicación habla ya de ellos? Ninguno. Sin embargo, las graves consecuencias están ahí y perdurarán durante años. De aquí estas reflexiones. Raro es el verano que no dice el periódico que las llamas están ya a las puertas de Atenas. Pues bien, será por razones culturales (por razones culturales entró Grecia en el euro), será por razones sentimentales -uno ha tenido la la suerte de visitar varias veces los ‘santos’ lugares-, lo cierto y verdad es que cada vez que me topo con la noticia de que los incendios están asediando la acrópolis, ese asombroso tesoro, fruto, si no de la vid, sí del talento del hombre, me llevo un disgusto de tres pares de epiplones, con sus correspondientes transcavidades (a la wikipedia). Total, que cuando llega el gran disgusto, siempre me hago la misma pregunta: ¿cómo es posible que la Unión Europea, el más selecto club que haya sido inve...

HACEDORES DE OLAS

Mientras la inmensa mayoría de los españoles estamos pasando unos días de gloria con estas temperaturas de suavidad paradisíaca, hay, empero, un grupo de ciudadanos que, ¡por las mismas razones!, se encuentran sumidos en la tristeza, el desánimo, la desolación. Me refiero a los informadores del tiempo, que a fuer del protagonismo que se arrogan sobre los fenómenos meteorológicos, han llegado a considerarse los verdaderos ‘hacedores’ del clima: de la última ola de calor, sin ir más lejos. En invierno, ya lo verán, se repetirá la historia: si viniese otra Filomena, se pondrán como niños. Lo de ‘hacedores de olas’ es la paráfrasis de los ‘hacedores de la lluvia’, tan comunes en ciertas culturas: chamanes, sacerdotes, líderes espirituales, que invocan la lluvia con sus danzas y sacrificios rituales. Para que ustedes me entiendan: lo que sucede con los informadores del tiempo es algo parecido a lo del fútbol y sus narradores: hoy es más importante cantar un gol, gol, gol, gol, gol, g...