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NERÓN EN EXTREMADURA

NERÓN EN EXTREMADURA Agapito Gómez Villa Mientras escribo, no dejan de sobrevolarme avionetas y helicópteros cargados hasta las trancas de agua que muy pronto derramarán sobre las llamas del histórico incendio de Jarilla, en las proximidades de Casas del Monte. Le he llamado histórico porque me extraña mucho que los medios (los de la prensa, no los aéreos) todavía no lo hayan dicho. Lo acabarán diciendo: los viejos del lugar no recuerdan nada igual. Si no se tratase de una situación dramática, sería para sentirse orgulloso de tamaño despliegue de máquinas y hombres. En fin, que contemplando la otra noche el imponente espectáculo del avance de las llamas, pensé en lo que hubiese gozado Peter Ustinov, con aquella cara de imbécil que le obligaron a poner para parecerse a Nerón, y aquella voz de idiota con la que doblaron al español su cretinismo, si hubiese visto el espectacular incendio de la sierra que va de Jarilla a Casas del Monte, madrugada del miércoles. Lo...
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MINUTO E IMPUTADO

Adolfo Bioy Casares no sólo era la elegancia convertida en persona, sino que, además de cenar mano a mano con Borges durante más de treinta años, también sabía escribir: lo suficiente para obtener el Premio Cervantes. Era tan elegante que miraba con cierto desdén elitista a los escritores comprometidos, porque, según su opinión, los políticos desprecian y desechan a estos intelectuales y escritores cuando ya no los necesitan. A lo que se ve, los llamados intelectuales nunca sacan nada bueno de los políticos: a Borges le costó el premio Nobel el estrechar alguna mano manchada de sangre. Me ha venido a las mientes el recuerdo de Bioy, al ver a ‘el pareja’ de la presidenta de Madrid (soy ‘el pareja’ de Fulanita me dijo uno), de viaje ambos por tierras americanas del norte. Resulta que una noche, al encender la televisión, apareció, sin saber por qué, ¡ahora me acuerdo!: porque al mediodía me gustaba ver a Ferreras entusiasmado con todas las acciones de los ángeles del gobierno y ...

QUÉ PESADILLAS

Maldita sea. Varios años llevaba durmiendo como un niño y mira tú por donde, a causa del atajo de falsificadores que nos rodean (Extremadura no se ha librado), he vuelto a sufrir las horribles pesadillas que de vez en cuando me asaltaron durante toda la andadura profesional. Ustedes no se imaginan el sufrimiento de saber que estabas ejerciendo la medicina sin tener aprobada alguna asignatura. Menos mal que la pesadilla iba seguida de una inmensa alegría: la que producía comprobar que todo había sido un mal sueño. Hasta tal punto llegaba la cosa, que en alguna ocasión estuve tentado de levantarme a buscar el expediente académico para comprobar que todo estaba en regla. Pues bien, como les iba diciendo, desde hace unas fechas, han vuelto las angustias nocturnas. Y todo por culpa de los desvergonzados que en su día no tuvieron empacho en presentar un título académico falsificado, que hasta Yolanda la ‘Demóstenas’ (qué noches nos hubiera dado, en sustitución ...

LÍNEAS PARALELAS

Lo aprendimos en la escuela: “Líneas paralelas son aquéllas que por mucho que se prolonguen nunca se encuentran”. Eso es lo que le pasa al personal mayoritario -mayoritario he dicho- y a los millones de indocumentados que se dedican a la cosa de la política (son millones, cuéntenlos): que cada uno va por su camino. Lo de indocumentados se decía mucho en mis tiempos para definir a un don nadie: “Ése es un indocumentado”. Cela, el gran Cela, los llamaba de otra manera: “Los políticos son personajes de tercera”. Digan lo que digan los opinadores profesionales (otros que tal bailan: les parece que la ciudadanía no hace otra cosa que estar pendiente de lo que dicen), les iba diciendo que la inmensa mayoría de los mortales, ustedes perdonen, van por su línea y los actores de la política por la suya, de modo y manera que excepcionalmente se encuentran: el día de las elecciones, y pare usted de contar. ¿Cómo se explica, si no, que mientras los políticos están permanentemente enfrascados...

LA UNIVERSIDAD Y MIS DISGUSTOS

Últimamente, de la Universidad sólo recibo buenas noticias. Yo creo que las autoridades docentes tienen que haberse enterado de los disgustos que me habían dado recién. Siguiendo a Terencio, nada que se refiera a la misma me es ajeno, tan alto es el concepto que tengo de la institución (por eso la escribo con mayúscula). Hablando de disgustos, nunca me cupo en la cabeza que hiciesen encargada de una cátedra a mi ‘prima’ Begoña, y mira que los Gómez somos una piña. Es que mi parienta no había pisado un recinto universitario en su vida. A mi hermano Pedro y a mí nos tuvo siempre mucha envidia: “de padres analfabetos, encima”, nos decía. >, le contestábamos. El otro disgusto, más gordo aún, fue lo de Pablo. En efecto, lo de Pablo es para echarle de comer aparte: sólo con imaginármelo de profesor de la Universidad, se me revuelven las tripas. Parto de la base de que, sin saber por qué, hay individuos que no te entran ni con un cachito de pan (lo del cachito de pan se lo dijo al ...

UN NUEVO COJO MANTECA

“Prefiero la injusticia al desorden”, dijo el más grande e influyente escritor/pensador alemán de todo los tiempos, Goethe. Pues mira tú por dónde, a este particular, que tiene poco de germano (me tomaron por un jefe turco en Copenhague, tengo testigos, tres), le pasa exactamente igual que al mentado polímata (al diccionario). Tendría yo como diez años cuando plantaron unos aprendices de árboles en el paseo de mi pueblo. Al día siguiente, aparecieron todos tronchados. Aquello me afectó tanto, que lo recuerdo como uno de los primeros disgustos de mi vida. Semejante fechoría no me cabía en la cabeza. He dicho uno de los primeros disgustos porque no sé si aconteció poco antes o poco después de otro hecho vergonzoso: unos muchachos de mi edad burlándose de un pobre anciano. Lo de los árboles muertos se repetiría siglos después en un paseo de Cáceres: los tiernos tallos también aparecerían tronchados en su totalidad. Tiempos en los que yo era médico de la prisión de los jóv...

OBJETOS TÓXICOS

El concepto de “persona tóxica”, ésas que envenenan cualquier entorno, pasó al acervo popular gracias a un libro, “Gente tóxica”, de un psicólogo argentino, cómo no: los argentinos se han dado siempre muy buena maña para estas cosas, que hasta lo recoge Sabina en una de las suyas, toda de gracia e ingenio: “Naricillas de saldo, tabiques de platino/ Y un psicólogo argentino marcándote el camino”. No creo que haga falta insistir en el significado de esas palabras. Baste decir que Pilar Valera, expeditiva psicóloga, dijo un día que a las “personas tóxicas” hay que quitárselas de encima cuanto antes: “a capotazos”, en expresión de mi madre. Lo contrario de la “gente tóxica” son las llamadas “personas vitamina”, que dice a todas horas Marian Rojas, la joven y vitamínica psiquiatra, hija y nieta de psiquiatras: de casta le viene a la moza. Pues bien, siguiendo por esa senda, a este particular se le ocurrió un día la siguiente ocurrencia, a saber: del mismo modo que existen pers...