Ir al contenido principal

UN NUEVO COJO MANTECA

“Prefiero la injusticia al desorden”, dijo el más grande e influyente escritor/pensador alemán de todo los tiempos, Goethe. Pues mira tú por dónde, a este particular, que tiene poco de germano (me tomaron por un jefe turco en Copenhague, tengo testigos, tres), le pasa exactamente igual que al mentado polímata (al diccionario). Tendría yo como diez años cuando plantaron unos aprendices de árboles en el paseo de mi pueblo. Al día siguiente, aparecieron todos tronchados. Aquello me afectó tanto, que lo recuerdo como uno de los primeros disgustos de mi vida. Semejante fechoría no me cabía en la cabeza. He dicho uno de los primeros disgustos porque no sé si aconteció poco antes o poco después de otro hecho vergonzoso: unos muchachos de mi edad burlándose de un pobre anciano. Lo de los árboles muertos se repetiría siglos después en un paseo de Cáceres: los tiernos tallos también aparecerían tronchados en su totalidad. Tiempos en los que yo era médico de la prisión de los jóvenes, no me hubiese disgustado haber tenido de pupilos a los canallas que los quebraron (supongo que no tendrían más de veintiúno, años) ¿Que a qué viene todo esto? ‘Pos mu’ sencillo. Parece que una buena parte de la población comienza a estar un poquito hastiada de las “obras” y andanzas del hatajo de “bandidos y macarras” (Alfonso siempre acertado) pastoreados por el hombre profundamente enamorado, que de nada se ha enterado (es para que rime). De otra manera: el personal está como deseando que vayan acercándose a Cerdán los integrantes del hatajo alfonsino. Yo también. Pero me temo lo peor. ¿Cuántas algaradas callejeras han presenciado ustedes desde que manda Pedro? Ninguna. Pues váyanse preparando para el día que venga la derecha. ¿Les suena lo del “otoño caliente”? El día que gobierne Feijóo (por qué no Feijoo, sin acento), todo el año será otoño, que nada me extrañaría que apareciese un nuevo “Cojo Manteca” para destrozar el mobiliario urbano con sus muletas, aunque éste ya no tendría a Manuel Alcántara para que le dedicase tan glorioso réquiem: “Desde Manolete, nadie ha dado mejores muletazos por alto”. A propósito de los resentimientos sociales -¿o no?- de algunos impedidos, Echenique, un suponer: “¡Como si nosotros tuviéramos la culpa de su desgracia!”, decía mi hermano el mediano cada vez que veía al pibe argentino echando odio por un colmillo. En fin, ya que la cosa será inexorable, espero y deseo que al menos no llegue ni por aproximación a los disturbios de Barcelona 2017, aquella locura innombrable, que no hay otra manera de explicar semejantes sucesos, si no es apelando a la psicopatología de masas. Ah, los nacionalismos. ¿Que algo se podrá hacer? Sí, claro. Una moción de censura con otro candidato socialista, al tiempo que Pedro se va llevando consigo al rebaño de bandidos y maleantes fichados de su puño y letra. Hasta agotar todos los plazos para las próximas elecciones. Y que Dios reparta suerte. No lo puedo remediar: prefiero la injusticia al desorden, aunque de alemán tenga muy poco.

Entradas populares de este blog

MUFACE Y LA MINISTRA IGNORANTE

Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...

DE LOS ALERTEROS Y LOS POLÍTICOS

Se han pasado el verano acojonando al personal con alertas por la caló (les gusta más una alerta roja que a un tonto una tiza), y para una vez que han podido lucirse, la DANA valenciana, ha pasado como en el cuento del lobo. Me refiero a los saltimbanquis/as que han convertido una ciencia, la meteorología, en un espectáculo circense, que lo único que les falta es comenzar sus intervenciones como aquellos genios que hubo: “¿Cómo están ustedeeees?” Tendrían que aprender del profesor Jorge Olcina (COPE) y de José Miguel Viñas (Rne), o de Mario Picazo, físicos todos, unos señores que tratan la meteorología con un rigor y una seriedad que da gusto, no como esa pandilla de histriones/as, ya digo, que parece que fueran ellos los hacedores del clima. Así les ha lucido el pelo con la “DANA más catastrófica del siglo”, que es como titulan ‘los otros’ a todas horas, tal que si estuviéramos ya en el 2099. Dice José Antonio Maldonado, físico también, que no entiende por qué se tard...

Dos soles y cuatro lunas

  Pasado mañana, a las doce en punto de la noche, despediremos un año, y un instante después, estrenaremos uno nuevo. Y la Tierra, que es la madre del cordero, sin enterarse de la misa la media. ¿Por qué digo esto? Hombre, está muy claro. ¿Qué es un año? Un año, lo saben muy bien los niños, es el tiempo que pasa entre los regalos de un cumple y los del cumple siguiente. Aniversarios infantiles aparte, un año, como es sabido, es una medida astronómica: el tiempo que la Tierra tarda en completar una vuelta alrededor del Sol, a la módica velocidad de 108.000 km por hora, con lo que dónde coños estaremos cuando acabe de escribir esta columna. (Si a eso le añadimos que el Sol se está moviendo a una velocidad infernal, en derredor del centro de la galaxia, la Vía Láctea, y que nuestra galaxia se aleja como un rayo de las galaxias vecinas, ya tenemos el lío montado. Ah, se me olvidaba decir que la Tierra también gira sobre sí misma. Con todo ese jaleo de movimientos, no me extraña nad...