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Mostrando entradas de enero, 2015

Yihadismo en Las Navas

    Hoy tenía pensado hablarles de la insalvable distancia que existe entre occidente y el mundo musulmán. Los seis siglos que median entre ambas religiones (ellos van acercándose al 1.400 de su hégira), hacen de todo punto inviable la infantiloide idea de aquel penoso gobernante llamado José Luis Rodríguez Zapatero: la Alianza de Civilizaciones, o sea. Cada día que pasa, los acontecimientos lo demuestran más claramente. Que unos imbéciles tiparracos maten a sangre y fuego a una docena de personas por el terrible delito de pintar caricaturas de Mahoma, es la demostración palmaria de que la cultura basada en el cristianismo y la fundamentada en el Islán son como el agua y el aceite (a propósito, Santidad: hay que procurar no ofender las creencias del personal, de acuerdo; pero matar por las caricaturas es propio de un fanatismo repugnante). Seis siglos nos separan, ya digo. Sin embargo, en cuanto a tolerancia, ese tiempo se queda corto. Tal y como se las gastan esos seño...

Superioridad moral

    Bolinaga, el terrorista vasco, acaba de fallecer, no en la cárcel, que es donde todavía debería haber permanecido, dada la condena interminable que le fuera recetada por sus execrables crímenes, sino en su casa. Bolinaga, todo el mundo lo sabe, era un psicópata desalmado, que no sólo asesinó a tres guardias civiles, sino que tuvo la sangre fría, más bien congelada, de mantener secuestrado en un pozo angosto y oscuro a Ortega Lara, ¡durante 532 días! Mas no sólo eso: en su absoluta vesania, cuando ya el pobre funcionario moría de inanición, se negó a decir dónde estaba la infecta mazmorra donde lo tenía encerrado: “Que se muera de hambre ese carcelero”, le dijo a la guardia civil que lo interrogaba (por cierto, ¿ustedes conocen a alguien que haya sido condenado a pena de cárcel por orden de un funcionario de prisiones?).     Bolinaga acaba de morir, ya digo, y yo me alegro mucho, no de su muerte, claro, sino de que haya sido en su casa. ¿Que cómo ...

Yo iba en los trenes

         “¿Y las religiones? Ponme una de cada, que están rebajadas en el Corte Inglés”. Lo lógico sería comenzar así: con estas desenfadadas palabras de Joaquín Sabina en un interminable rap, “Como te digo una ‘co’ te digo la ‘o’, y con lo dice de Buda, de Lutero y de Mahoma: “con su pan se lo coman”. Pero no está el horno para bollos, por dos razones principales: por respeto a los creyentes, que también son hijos de Dios (bueno, más hijos de Dios que los demás), y porque la sangre recién vertida en Francia, fanatismo religioso mediante, me disuade de toda posible frivolidad. Pero a ver de qué escribe uno, si ya está todo dicho. ¿Que está todo dicho? Calla, hombre, calla.     Me acuerdo yo de aquel 11-M, ¡de terrorismo islamista!, y me entra como una cierta desazón. Lo primero, por los números: aunque, según reza en el Corán, “quien mata a un hombre, mata a toda la humanidad”, aquel infausto y frío y desagradable día madrileño de t...

Como el año pasado

   En efecto: el año pasado por estas fechas hablábamos de que un año no son los doce meses del calendario, ni tan siquiera el tiempo que media entre dos tandas, sucesivas, claro, de las doce campanadas y las uvas, sino el tiempo que tarda la tierra en dar una vuelta alrededor del sol y todo eso tan bonito, porque no me digan que no es bonito viajar por el universo en un astro, pequeñito y azul, que gira alrededor de otro astro enorme, caliente y reluciente, del cual recibimos la luz y el calor necesarios para la buena marcha de la cosa. Quiten ustedes el sol, y verán lo que queda de nosotros. Cada día entiendo mejor a las culturas antiguas que le rendían culto, los egipcios, un suponer: no es para menos. Lo cual que cada día me siento más egipcio: que me busquen en el alto Nilo, si me pierdo, como dice Pániker.     Dicho lo que precede, hoy quisiera abordar la cuestión desde otro punto de vista. La suerte. La suerte que tenemos, sí, de que la tierra, al ...