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Mostrando entradas de febrero, 2015

Loado sea Serrat

    La paciente, que lo viene siendo desde hace veinte años, va un día y me dice: “Que para seguir siendo paciente tuya, tienes que firmarme la autorización. Por lo visto, mi nuevo domicilio no pertenece a este centro”. “¿Tan lejos te has ido a vivir?” La buena señora, educadísima y de voz muy suave, responde: “Qué va: aquí, encima de la consulta”. Efectivamente, la señora acababa de mudarse a un piso sito justo encima de mí (si alguna vez escribo ‘encima mío’, exijo ser ejecutado ipso facto). ¿Y estando tan cerca, dicha casa no pertenece al centro?, se preguntará usted, amable y asombrado lector. Pues no, mire usted: por decisión expresa de unos “locos con carnet” (Serrat dixit). No me diga que no hay que estar zumbado, o fumado, o esnifado, para tomar semejante medida.     ¡Ya lo tengo¡ ¡Fue por venganza!    Me explico. El local que ahora ocupa el centro de salud -“El caballo” le llaman-, durante algún tiempo fue la sede del antiguo In...

Mi primo Tomás

   Dios mío, la que han montado con lo de mi primo Tomás. Si es que son como niños: los periodistas. Bueno, entre los que se dedican a la cosa del deporte, algunos son niños hechos y derechos, pero niños malvados, o memos: subtitulan en la tele los insultos a los futbolistas: es su contribución a la causa. Volviendo al principio, ni que la defenestrada hubiese sido Susana (¡no hay epiplones!), por tanto ERE fraudulento y otras pillerías múltiples. Bueno, el caso es que el otro día va Pedro Gómez, perdón, Pedro Sánchez, Pedro Gómez es mi hermano, y se carga a Tomás Sánchez, perdón, perdón, a Tomás Gómez, Tomás Sánchez es el coordinador de mi centro de salud, vaya lío que tengo. ¿Que quién es Tomás Gómez? Aparte de primo mío, por parte de padre, Tomás es una figura política de relevancia premundial: durante diez años, fue alcalde del tranvía de Parla (la tercera ciudad de España detrás de Barcelona) y actualmente era el jefe de los socialistas de la Comunidad de Madrid. Pues...

La ola de frío

   Ayer por la mañana, viajando bajo un sol radiante, regalo impagable en estos días de ‘históricas’ nevadas norteñas (la nieve es preciosa: para verla por televisión, y para los aficionados al esquí, claro), es difícil hacerse a la idea de que estamos inmersos en una bolsa de frío escandinavo. Sin embargo, al llegar a Badajoz, compruebo que tiene razón el termómetro del coche. Hace mucho frío. Cómo no va a hacerlo, si Badajoz está casi a la misma latitud que Lisboa, y hasta dicha ciudad llegaron los glaciares hace cuatro días, unos veinte mil años de nada, que lo cuenta un sabio de la cosa, Juan Luis Arsuaga, “El collar del neandertal”, magnífica obra, repleta de ciencia. Pero hablando del clima, dice cosas aún más impresionantes: “los mamuts que aparecen de cuando en cuando congelados en Siberia, un día llegaron hasta Granada”.   ¿Qué les parece? Y dice más. Dice que se han encontrado fósiles de elefantes en las Islas Británicas. Y que una vez el Sahara fue verde y ...

El grano y la paja

    Decía Delibes que él escribía de algo cuando el asunto le fecundaba. Perdón por la dispar comparanza, pero eso es lo que a mí me pasa: como la cosa no me salga de muy adentro, soy incapaz de darle una patada a un bote. Pues bien, entrar en un hospital y entrarme ganas de escribir, es todo uno. Para bien, claro, que uno sabe distinguir el grano de la paja, con perdón. Un día, le descubrimos a mi hermano un aumento del calcio en la sangre. De inmediato, nos ponemos en marcha en busca de las glándulas causantes del estropicio (responsables dicen los angloanalfabetos, como si un fenómeno natural pudiera ser imputado de responsabilidad). Lo primero, una ecografía del cuello, cara anterior, que es donde suelen estar situadas: paratiroides se llaman. Lo segundo una TAC de la misma zona (digo una TAC porque tomografía es del género femenino en toda tierra de garbanzos: usted no dice ‘un’ resonancia, un suponer). Lo tercero, viaje al Infanta para una gammagrafía ósea. A...