La paciente, que lo viene siendo desde hace veinte años, va un día y me dice: “Que para seguir siendo paciente tuya, tienes que firmarme la autorización. Por lo visto, mi nuevo domicilio no pertenece a este centro”. “¿Tan lejos te has ido a vivir?” La buena señora, educadísima y de voz muy suave, responde: “Qué va: aquí, encima de la consulta”. Efectivamente, la señora acababa de mudarse a un piso sito justo encima de mí (si alguna vez escribo ‘encima mío’, exijo ser ejecutado ipso facto). ¿Y estando tan cerca, dicha casa no pertenece al centro?, se preguntará usted, amable y asombrado lector. Pues no, mire usted: por decisión expresa de unos “locos con carnet” (Serrat dixit). No me diga que no hay que estar zumbado, o fumado, o esnifado, para tomar semejante medida. ¡Ya lo tengo¡ ¡Fue por venganza! Me explico. El local que ahora ocupa el centro de salud -“El caballo” le llaman-, durante algún tiempo fue la sede del antiguo In...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa