Con el mismo título, sin las interjecciones, ya publiqué, tres trienios ha, una cosa en estas páginas. Reinaba por entonces un tal Zapatero, aquel paranoide que se empeñó en reverdecer en toda su crudeza los odios de la guerra civil (nunca le perdonaré semejante locura), aderezado lo cual con cinco millones de parados, producto de una crisis económica pavorosa, que él, en su inepcia, se encargó de magnificar, negándola hasta el último día: cuando ya al borde del abismo, recibiera una llamada de Alemania y otra de Obama (mira que si es verdad que la entronización de Zapatero, en lugar de Bono, a la jefatura del PSOE, se la debemos a Rodríguez Ibarra, tal que me cuentan de primera mano: yo ya me habría suicidado). Bueno, en fin, que mi tesis era que sólo los ingenieros, unos señores de tanta y tan valiosa formación -¡macroeconomistas, no; horror!- serían capaces de enderezar el imparable rumbo hacia el precipicio de aquel funesto momento. De dichos profesionales siempre tuve u...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa