Lo lógico habría sido que, 'hijo' de Carl Sagan que soy, haber dedicado
este escrito a la última gran aventura espacial, a la busca esta vez
mayormente de algún vestigio de vida, presente o pretérita, en Marte, de lo
cual está convencido el astrofísico, Paul Davies, el de "El quinto milagro".
De encontrarse 'algo', supondría un paso extraordinario en la aparición de la
vida, uno de los tres grandes enigmas a resolver, junto a los dos restantes:
el origen del universo y la eclosión de la conciencia (a ver quién es el
guapo que es capaz de explicarme cómo la vida llega a hacerse consciente).
Ése era mi apasionante asunto del día, ya digo. Esfuerzo grande me
cuesta, pues, tener que descender a formas de vida no conscientes. ¿Que
son seres conscientes los Pablos (Hasél y Echenique) y sus infantiles
cafres? Vamos anda. Pero, amigo mío, "cuando se mete la pata, lo primero
es sacarla; antes de meter la otra", que decía mi profesor de matemáticas, el
gran don Miguel Antonio. Y remataba así: “Anaximandro, siglo V antes de
Jesucristo”. Sea como fuere, el domingo pasado metí la pata hasta el
corvejón, por lo que, siguiendo a Anaximandro, quisiera sacarla de
inmediato. Metí la pata profundamente, sí, al dejar el asunto Hasél en
manos de Serrat, firmante entre doscientos artistas, de un papel en el que
pedían la suspensión del inminente ingreso en prisión del Rapero palabrón,
recién condenado por “enaltecimiento del terrorismo e injurias y calumnias
a la Corona”, en aras de la libertad de expresión, dicen.
He dicho “en manos de Serrat”, porque, de entrada, yo acepté que un tío
tan listo y de tan límpida trayectoria ética, tendría razones que a mí no se
me alcanzaban (uno no puede estar en todo). Es que, en principio, a mí me
tiraban más las otras firmas: la de los jueces, que para eso han estudiado.
Lo del “enaltecimiento del terrorismo” inocente, no soy capaz de tragarlo
ni con un cachito de pan. Lo otro, las “injurias a la Corona” me parece un
asunto más estético que ético.
Sigamos. He entrecomillado ambos delitos porque eso es lo que
afirmaban una y otra vez los medios de comunicación, sin excepción, con
evidente afán de simplificación. De haber sido más explícitos, hubiéramos
sabido lo que había detrás de Rapero insultón; en cuyo caso, ni Serrat ni
leches. Se trata de un sociópata de libro, violento no sólo de palabra, sino
de acciones: ha sido juzgado, asimismo, por agresiones, coacciones y
reiteraciones. He dicho sociópata y no otra cosa más gorda, para que no se
le pueda aplicar la atenuante de Séneca: “Si un asno te diese una coz, ¿le
denunciarías?”. Es que si lo ponemos a la altura del asno, con el perdón del
adorable Platero, no se le habría podido ni denunciar. Y, visto cómo se las
gasta el menda, por ahí no pasó
/Que me perdonen los miles de seres inteligentes que han participado en
la misión marciana, entre los cuales hay numerosos españoles.)
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...