En los hondos insomnios de la alta madrugada, la radio me trae a las mientes entredormidas un espeluznante relato: una joven argentina a la que, ante el rotundo fracaso de la ortodoxia médica, la psiquiatra le dice a sus padres: “Llévenla a una iglesia”. Estaba, claro es, poseída por el demonio, repulsivo individuo que de siempre tuvo su domicilio en el Infierno. Lo que le hacía falta a mi insomnio. Voy allá. En esto que, en la semioscuridad, al rozar el libro que yace a mi lado, se me encienden todas las alarmas. El libro no es otro que “Sapiens”, del docto Harari, una novísima visión del camino recorrido por esta especie a la que pertenecemos: “De animales a dioses”. Total, que recordando al demonio, de pronto me doy cuenta de que, ni en el resumen inicial de la obra, que va desde la aparición del universo, hasta el futuro, ni en el decurso de lo leído, voy ya por Mesopotamia, aparece el Infierno por parte alguna. Ya está, me digo: eso es que el Infierno ya existía antes del B...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa