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Mostrando entradas de julio, 2023

EL EMÉRITO HA VUELTO

EL EMÉRITO HA VUELTO Agapito Gómez Villa Escribió una vez Umbral que la mitad de la gente te odia, sin saber por qué, y la otra mitad te quiere por la misma sin-razón. Umbral, una vez más, daba en el clavo, pero no en los porcentajes (en su caso, es posible que fuese así, por provocador; tan necesitado de cariño que siempre estuvo, doy fe): hay gente a las que quiere todo el mundo (o casi) y los hay que les sucede todo lo contrario. Luego están, claro es, los que caen mal por alguna causa: por ejemplo, don Juan Carlos a mí, y no digamos doña Sofía, con esa máscara griega en forma de sonrisa permanente. A don Juan Carlos nunca lo pude tragar “ni con un cachito de pan” (sic), que le dijera a su médico la anciana que no sabía que los supositorios tenían otra vía de aplicación. Esa forma deslavazada de leer las cosas que le ponían por delante, me ponían de los nervios. Qué mínimo que un poquito de énfasis, o al menos de interés. Pues nada: todo seguido, si...

QUE TE VOTE EL CHAPAPOTE

Bueno está el horno para bollos. Me refiero, claro es, al horno de la política. Como para andarse con bromas. El otro día, hablando de las excelentes playas gallegas, salió a relucir la palabra chapapote, que, contra lo que predijeran los catastrofistas del momento, no quedan ni restos y tal, y poco faltó para que dos llegaran a las manos. Fue cuando uno habló de la similitud entre el chapapote y el sobrenombre del ‘protagonista’ del pareado ése que tanto le gusta a Pedro Sánchez: el del angelito que le metió dos balas en la nuca a Miguel Ángel Blanco, ya me entienden. Para que ustedes vean el nivel de crispación al que se ha llegado, de cara a las votaciones de hoy. De eso precisamente quería hablarles, de los crispadores, que la crispación no llega sola, claro, ejemplo de lo cual fue el recuerdo del chapapote sin ir más lejos, con sus coros y danzas levógiros (no quiero escribir la palabra izquierda), llevados en autobuses desde toda Españ...

EL DEBATE

EL DEBATE Agapito Gómez Villa Vaya matraca que nos están dado con el dichoso debate. Nos tratan como a niños. Que si ganó Fulanito, que si lo hizo Menganito. ¿Y que adelantamos con eso? Nada, absolutamente nada. Cuando yo sólo veía por los ojos de Felipe González (lo recoge hasta Sabina, en un rap memorable, conversación playera entre dos señoras: “Como mi Felipe, pa mí que no hay dos”), me plantaba delante de la televisión (ahora no veo un debate ni por orden judicial, y menos si aparece Sánchez) y para mí siempre triunfaba Felipe. Una vez, por lo visto, ganó Aznar. Pues bien, en mi opinión el triunfador indiscutible fue González, por goleada, dijeran lo que dijeran los profesionales de la opinión. (Es que Aznar ya podía decir misa: siempre le profesé una insuperable antipatía, que ha llegado hasta nuestros días.) A la semana, Felipe no sólo arrasaría en el nuevo debate, sino que, que ya de camino, ganó también las elecciones. ¿De qué sirvió que Josemari se...

LO QUE NO PUEDE SER, NO PUEDE SER

LO QUE NO PUEDE SER, NO PUEDE SER Agapito Gómez Villa Los hechos acontecidos en el país vecino, Francia, son de una gravedad tan extrema, que uno se sorprende de que no aparezcan a diario en las portadas de todos los medios de comunicación. ¿Para no favorecer a Vox, tal que aducen algunos? No me lo puedo creer. El detonante ya lo conocen: la muerte de un joven de diecisiete años por disparos de un policía, algo de todo punto execrable, con voluntad o sin voluntad de matar. El incendio provocado ha sido de tal virulencia, que sólo se explica porque la chispa saltó en terreno abonado, extraordinariamente abonado. Mismamente, como los incendios forestales en España (toco madera). Y aquí vienen al pelo las premonitorias palabras de aquel pájaro de cuenta que fuera Hasán II, listo como el hambre, palabras rescatadas de una entrevista desempolvada: “Nunca se integrarán. Hablo por los míos. Nunca serán franceses al 100%”. That is the question: la no integración de los ...

PEDRO SÁNCHEZ Y LA SANTÍSIMA TRINIDAD (LAICA)

PEDRO SÁNCHEZ Y LA SANTÍSIMA TRINIDAD (LAICA) Agapito Gómez Villa Cuando muchacho, escuché una historia que se me quedaría grabada para la eternidad. Por lo visto, un joven, delgado y pálido sacerdote, nacido místico (tiene que haber gente pa to), como fuese reconvenido por un anciano de mi pueblo, sentado que estaba al frescor de una sombra veraniega, “no le da a usted vergüenza pisarme los pies y no darme ni las buenas tardes”, sin perder la mística compostura, el joven religioso contestó: “Cómo quiere usted que me pare a hablar con un coco de la tierra, si voy hablando con Dios”. Son razones. Donde se ponga Dios, que se quite cualquier coco de la tierra. La historia parece un poco exagerada, pero, de cualquiera manera, “se non e vera, e ben trovata”. ‘Pos’ justo lo mismo me pasó a mí el otro día. Cuando ya había decidido el tema del artículo que está usted leyendo, “Pedro Sánchez y la Verdad” (no faltaría, claro está, algún apunte sobre nuestra Agustina de A...