EL DEBATE
Agapito Gómez Villa
Vaya matraca que nos están dado con el dichoso debate. Nos tratan como a niños. Que si ganó Fulanito, que si lo hizo Menganito. ¿Y que adelantamos con eso? Nada, absolutamente nada. Cuando yo sólo veía por los ojos de Felipe González (lo recoge hasta Sabina, en un rap memorable, conversación playera entre dos señoras: “Como mi Felipe, pa mí que no hay dos”), me plantaba delante de la televisión (ahora no veo un debate ni por orden judicial, y menos si aparece Sánchez) y para mí siempre triunfaba Felipe. Una vez, por lo visto, ganó Aznar. Pues bien, en mi opinión el triunfador indiscutible fue González, por goleada, dijeran lo que dijeran los profesionales de la opinión. (Es que Aznar ya podía decir misa: siempre le profesé una insuperable antipatía, que ha llegado hasta nuestros días.) A la semana, Felipe no sólo arrasaría en el nuevo debate, sino que, que ya de camino, ganó también las elecciones. ¿De qué sirvió que Josemari se llevase el primer asalto?
Estoy completamente seguro de que la mayoría de las personas que contemplaron la pelea entre Sánchez y Feijóo, se plantaron ante el televisor con su opinión previamente clavada encima de la mesa. Por consiguiente, ¿ustedes creen que fueron muchos los que cambiaron el sentido de su voto al final de la discusión? Ni uno. Dicen los demógrafos que si acaso un 1%, pero yo no me lo creo, que ya lo dijo el sabio: “Cuanto más me conozco a mí mismo, más conozco a los demás”, y a mí me da en la nariz que el personal no se mueve de su sitio. Con estos ‘espectáculos’, no sólo no cambia de opinión ni el gato, sino que cada uno sale reforzado en sus previas convicciones. Una vez (yo también fui joven) escribí a la tertulia que integraban tres grandes periodistas: Alejo García, Ramón Pi y Carlos Dávila, en la que ponían a parir a mi Felipe. “Cuanto más le critican, más ganas me dan de votarlo”, les dije. Y que quedé tan oreado. (Permítanme un paréntesis: años después, cuando Alejo hacía las mañanas de Rne, sonó el teléfono de casa: “Dígame”. “Soy periodista y me llamo Alejo, le llamo para darle las gracias por el elogioso artículo que me ha dedicado usted en el HOY”. Pasmao me quedé; pasmao).
En fin, que según las encuestas ‘independientes’ (las del CIS, de un socialista de carril, el tal Tezanos, parece que no son muy de fiar), las elecciones del próximo domingo las va a ganar Feijóo. ¿Porque salió triunfante en el mano a mano contra Sánchez? Calla, mujer. Si hubiese sido al revés, ¿ustedes creen que uno que votó a la derecha en las recientes elecciones autonómicas y municipales votaría a Sánchez a consecuencia del resultado del debate? Anda ya.
En resumidas cuentas: estos ‘combates’ no pasan del ser un espectáculo auspiciado por los medios, “pro domo sua”. El pescado está previamente vendido. Y en la fresquera, que diría Tierno Galván.
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...