El otro día me llamaron del Ministerio de Trabajo: “Que quiere hablar con usted la señora ministra”. “Dígame, doña Yolanda”. Luego de media hora al teléfono, lo único que fui capaz de entender, no sé cómo lo hará Pedro Sánchez, tendrá algún intérprete, les decía que al final sólo me enteré de que me llamaba para darme las gracias por el artículo que en tiempo de pandemia publiqué en estas páginas. En el mismo, yo abogaba por la reducción de la jornada laboral: “Reinventarse” (consulten hemeroteca). Por lo visto, según me dijo un colaborador de la señora vicepresidenta, el artículo había sido esgrimido de rabo a cabo, perdón por lo del rabo, para conseguir las treinta y siete horas y media semanales. Al parecer, una de las cosas que más le había gustado a doña Yolanda, aparte de las referencias a la revolución industrial con sus reducciones horarias y todo eso, fue lo que dije de Julio Cortázar: que cuando llegó a París, buscaba trabajos de dos o tres horas, o sea, un curro (no conozc...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa