El domingo pasado hablé de la presentación en sociedad de “Los grandes proyectos de desarrollo de Extremadura”, entre los cuales tuvo su espacio el Buda cacereño, como potente motor turístico de la ciudad, supongo. En el acto salieron a relucir, claro es, las muchas dificultades que estaban teniendo los nepalíes para llevar a cabo sus pretensiones. Y es aquí cuando el ponente se preguntó que qué rayos nos pasa a los extremeños, que en cuanto una innovación aparece en lontananza, surgen de inmediato los antagonistas, con sus contaminaciones: ideológicas o de las otras. En lo que al Buda respecta, parece ser que los seguidores de esa “religión sin dios” contaminan una enormidad: lo dejan todo perdido de átomos budistas, muy radiactivos al parecer. Pues mira tú por dónde, justo una semana después aparece en el periódico lo que uno ya venía barruntando: la muerte del proyecto budista. Ante las inasumibles pretensiones económicas de los dueños de la última ubicación elegida, los nepalí...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa