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Mostrando entradas de agosto, 2025

HACEDORES DE OLAS

Mientras la inmensa mayoría de los españoles estamos pasando unos días de gloria con estas temperaturas de suavidad paradisíaca, hay, empero, un grupo de ciudadanos que, ¡por las mismas razones!, se encuentran sumidos en la tristeza, el desánimo, la desolación. Me refiero a los informadores del tiempo, que a fuer del protagonismo que se arrogan sobre los fenómenos meteorológicos, han llegado a considerarse los verdaderos ‘hacedores’ del clima: de la última ola de calor, sin ir más lejos. En invierno, ya lo verán, se repetirá la historia: si viniese otra Filomena, se pondrán como niños. Lo de ‘hacedores de olas’ es la paráfrasis de los ‘hacedores de la lluvia’, tan comunes en ciertas culturas: chamanes, sacerdotes, líderes espirituales, que invocan la lluvia con sus danzas y sacrificios rituales. Para que ustedes me entiendan: lo que sucede con los informadores del tiempo es algo parecido a lo del fútbol y sus narradores: hoy es más importante cantar un gol, gol, gol, gol, gol, g...

UN PACTO PARA APAGAR EL PASTO

Como me lo cuentan, se lo cuento. Sucedió en las inmediaciones de mi pueblo, el Casar, apagando que estaban el incendio los profesionales, en presencia de algunas decenas de testigos. Fue el caso que cierto paisano, propietario de tierras colindantes (lo acabo de llamar para que me dé pelos y señales del hecho), viendo cómo ardía una llamita, dada por extinguida, se acercó y la apagó, al tiempo que echaba tierra sobre unas cagalutas humeantes. En esto que se le acerca un agente de la autoridad: “Qué está usted haciendo”. “Estaba apagando unas llamas y enterrando unas cagalutas que estaban echando humo”. “Usted no tiene que hacer nada. Así que retírese”. Si no lo veo, no lo creo. El otro caso aconteció cuando ya el horrendo incendio de la Jarilla iba campando a sus anchas, maldita sea: se les fue de las manos cuando ya lo creían dominado, alturas de Casas del Monte, que lo veía yo desde la ventana, que no hice otra cosa aquel día y aquella noche. Desde la playa: “Que estoy vie...

NERÓN EN EXTREMADURA

NERÓN EN EXTREMADURA Agapito Gómez Villa Mientras escribo, no dejan de sobrevolarme avionetas y helicópteros cargados hasta las trancas de agua que muy pronto derramarán sobre las llamas del histórico incendio de Jarilla, en las proximidades de Casas del Monte. Le he llamado histórico porque me extraña mucho que los medios (los de la prensa, no los aéreos) todavía no lo hayan dicho. Lo acabarán diciendo: los viejos del lugar no recuerdan nada igual. Si no se tratase de una situación dramática, sería para sentirse orgulloso de tamaño despliegue de máquinas y hombres. En fin, que contemplando la otra noche el imponente espectáculo del avance de las llamas, pensé en lo que hubiese gozado Peter Ustinov, con aquella cara de imbécil que le obligaron a poner para parecerse a Nerón, y aquella voz de idiota con la que doblaron al español su cretinismo, si hubiese visto el espectacular incendio de la sierra que va de Jarilla a Casas del Monte, madrugada del miércoles. Lo...

MINUTO E IMPUTADO

Adolfo Bioy Casares no sólo era la elegancia convertida en persona, sino que, además de cenar mano a mano con Borges durante más de treinta años, también sabía escribir: lo suficiente para obtener el Premio Cervantes. Era tan elegante que miraba con cierto desdén elitista a los escritores comprometidos, porque, según su opinión, los políticos desprecian y desechan a estos intelectuales y escritores cuando ya no los necesitan. A lo que se ve, los llamados intelectuales nunca sacan nada bueno de los políticos: a Borges le costó el premio Nobel el estrechar alguna mano manchada de sangre. Me ha venido a las mientes el recuerdo de Bioy, al ver a ‘el pareja’ de la presidenta de Madrid (soy ‘el pareja’ de Fulanita me dijo uno), de viaje ambos por tierras americanas del norte. Resulta que una noche, al encender la televisión, apareció, sin saber por qué, ¡ahora me acuerdo!: porque al mediodía me gustaba ver a Ferreras entusiasmado con todas las acciones de los ángeles del gobierno y ...

QUÉ PESADILLAS

Maldita sea. Varios años llevaba durmiendo como un niño y mira tú por donde, a causa del atajo de falsificadores que nos rodean (Extremadura no se ha librado), he vuelto a sufrir las horribles pesadillas que de vez en cuando me asaltaron durante toda la andadura profesional. Ustedes no se imaginan el sufrimiento de saber que estabas ejerciendo la medicina sin tener aprobada alguna asignatura. Menos mal que la pesadilla iba seguida de una inmensa alegría: la que producía comprobar que todo había sido un mal sueño. Hasta tal punto llegaba la cosa, que en alguna ocasión estuve tentado de levantarme a buscar el expediente académico para comprobar que todo estaba en regla. Pues bien, como les iba diciendo, desde hace unas fechas, han vuelto las angustias nocturnas. Y todo por culpa de los desvergonzados que en su día no tuvieron empacho en presentar un título académico falsificado, que hasta Yolanda la ‘Demóstenas’ (qué noches nos hubiera dado, en sustitución ...