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Mostrando entradas de julio, 2012

De lodos y polvos (con perdón)

  Sí, ya sé que a toro pasado se torea muy bien: puede uno adornarse con la tranquilidad de no ser empitonado y tal. Pero les aseguro que lo de hoy no lo glosé hace tiempo, no por causa del miedo, es que uno no puede estar en todo.   Hará como unos veinticinco años, mi compadre se compró un pegujal (al diccionario) de tierra, plagado de hermosas y selváticas escobas, y ni corto ni perezoso se fue en cata de uno de los escoberos de toda la vida (mi padre fue escobero), y se encontró con la siguiente respuesta: “¡Escooobas!” (léase: ¡a buenas horas!). Total, que mi compadre tuvo que arrancar las escobas él solito: no encontró a nadie dispuesto a tan ardua tarea, ni por un buen jornal. Cuando me enteré de la cosa, sentí como un cierto alivio: al fin, un escobero se permitía el lujo de decir no a las escobas, con las que tanto hubo de penar en su tiempo para dar de comer a la nutrida recua de hijos. Además, al hombre le faltaba poco para dejar de cobrar el paro, por la inmine...

El albañil-psiquiatra

        Hoy, la cosa tenía que ir, en exclusiva, sobre lo que reza en el título y tal, pero la sangre no me deja pasar por alto el ‘puertohurraco’ de anteayer en Denver, ya saben: un loco haciendo de tal provoca una masacre (dejemos la ‘matanza’ para otros menesteres) en un cine. Tal que vengo haciendo desde entonces, cada vez que la ocasión lo propicia, procuro zaherir sañudamente a los   cretinos informadores, tantos, que achacaron lo nuestro al subdesarrollo de la tierra. Ahí tenéis un ‘puertohurraco’ desarrollado, so memos, que sois unos memos. Ustedes perdonen el tono, pero es que aquellos ignaros de la prensa, la de tirada nacional mayormente, hicieron mucho daño a esta tierra, que es la mía, a mucha honra.       Bueno, vayamos pues a lo que nos concierne: el albañil psiquiatra, o sea.       El profesor Senabre, esa luminaria de las letras hispanas (¿cómo ese hombre no es aún académic...

A los hijos de Iker Casillas

  Sí, ya sé que al día de hoy Casillas no tiene niños, pero eso es cuestión de meses: la boda con la bella Sara está al caer. Dejemos por un momento a los Casilla-Carbonero; en seguida estamos con ellos.      Tienen ustedes razón, la Eurocopa acabó hace un siglo, desde el punto de vista periodístico. No obstante, fue tal la deflagración que produjo el relumbrante triunfo de España, que la onda expansiva se barrunta aún. Dicho lo cual, ustedes me perdonen, pero a fuer de sinceros, yo creo que la selección está recogiendo ahora, en forma de buena suerte, la malísima que tuviera en décadas, cuando teniendo jugadores y juego muy decentes, no hubo forma de llegar a rama verde. Una vez más se ha demostrado que para ser campeones no basta jugar bien, hace falta un pelín de fortuna. ¿Son o no una lotería los penaltis? Lo dice hasta san Iker. Bien. Pues en esa lotería fuimos agraciados, una vez más, en detrimento esta vez de Portugal, ay, que si las tornas hubiéranse vue...

Siempre nos quedará el helicóptero

  Es fama que los gobiernos en general están integrados, salvo raras excepciones, por personajes de tercera (Cela dixit) que como se dedican casi en exclusiva a esquivar las puñaladas de los de su propio partido (si yo les contara), luego no les queda tiempo ni siquiera para vender sus ‘productos’ por buenos que estos sean: un suponer, la lista de medicamentos que van a dejar de estar financiados. Pero no se preocupen, que aquí estoy yo para sacarles las castañas del fuego a la cuadrilla de ‘baldadiños’ (homenaje a Berlanga-Azcona) ahora en el poder.   La lista. En primer lugar, estamos hablando de unos 25 productos, no de 425. Lo que pasa es que en ella figuran los miles de nombres comerciales de un mismo medicamento, muchos de los cuales hace siglos que salieron ellos solitos de la prescripción cotidiana. Y en segundo lugar, ninguno de ellos puede ser considerado como imprescindible. Dicho de otra manera: todos están muy lejos de figurar entre los medicamentos ‘básicos’...