Es fama que
los gobiernos en general están integrados, salvo raras excepciones, por
personajes de tercera (Cela dixit) que como se dedican casi en exclusiva a
esquivar las puñaladas de los de su propio partido (si yo les contara), luego no
les queda tiempo ni siquiera para vender sus ‘productos’ por buenos que estos
sean: un suponer, la lista de medicamentos que van a dejar de estar
financiados. Pero no se preocupen, que aquí estoy yo para sacarles las castañas
del fuego a la cuadrilla de ‘baldadiños’ (homenaje a Berlanga-Azcona) ahora en
el poder.
La lista. En
primer lugar, estamos hablando de unos 25 productos, no de 425. Lo que pasa es
que en ella figuran los miles de nombres comerciales de un mismo medicamento,
muchos de los cuales hace siglos que salieron ellos solitos de la prescripción
cotidiana. Y en segundo lugar, ninguno de ellos puede ser considerado como
imprescindible. Dicho de otra manera: todos están muy lejos de figurar entre
los medicamentos ‘básicos’ de la Organización Mundial de la Salud. Salvo algún
antidiarreico, algo para los ardores, alguna cosa para las almorranas y algún
jarabe para la tos, el resto no es que no sirvan para nada, no: es que no hacen
milagros. En cualquier caso, podrán ser adquiridos, previo pago de su importe
(baratillos todos), que ésta es la madre del cordero: siempre habrá un nutrido
grupo de usuarios que darán la tabarra al médico, como si nosotros tuviésemos
la culpa.
El
helicóptero. Cada vez que oigo al helicóptero del SES, se me viene a las
mientes el mismo pensamiento: uno al que le van a salvar la vida. Como le pasó
al hijo de mi amigo Alejo Salas cuando se partió la crisma. ¿Cuánto vale eso? Pues
bien, seguro estoy de que alguno de los que protestan por el pago de los
medicamentos será llevado, gravísimo, en helicóptero al Infanta Cristina. Y no
le cobrarán ni un duro. Tres cuartos de lo mismo con el 112. El 112 salvó la
vida a mi amigo Jesús Quintanilla, ¿verdad, Jesús?, cuando el infarto mortal.
El 112 salva vidas a diario, sí. Pues bien, alguno de los que protestan por
tener que pagar la pomada de los dolores, será atendido por el 112. Y no le
cobrarán un duro. En resumen: lo dicho del helicóptero y del 112 sirve, tal
cual, para las urgencias de los hospitales, para las unidades de cuidados
intensivos, para las unidades de ictus, para la cirugía de urgencia, para la
oncología, para las unidades de neonatología, y para tantas actuaciones médicas
cuyo valor económico no se puede cuantificar: son impagables, sencillamente.
Sí ya sé que
el sistema sanitario lo pagamos entre todos, día a día, años tras año, pero
hemos llegado a una situación (por la cobardía, por la asquerosa demagogia y por
la incuria de gobiernos anteriores, todos) en que hay que ponerle el cascabel
al gato de la sanidad, si queremos mantener lo que de verdad es trascendental
para la salud. Ah, se me olvidaba: un saludo nada afectuoso a los demagogos que
malmeten al personal. Y a los baldadiños del gobierno, decirles que no espero
que me den las gracias por defender ‘su’ lista: no me gusta relacionarme con
personajes de tercera. Siempre hubo clases.