No ha muchas horas, Julio Iglesias acaba de ‘oficiar’, inicio de su nueva gira mundial, en el teatro romano de Mérida, mítico/mágico lugar que siempre está a la altura de las circunstancias, o sea, muy por encima de las mismas, por muy grande que sea la estatura artística del oficiante, que no hay dios que no se sienta sobrecogido ante sus piedras: el miedo escénico del Bernabéu, que dijera Valdano, es como un partidillo en un patio de colegio al lado del que irradia el imponente recinto emeritense, por muy Margarita Xirgu que sea una, por muy Nuria Espert que una sea (léase Alberti). Dicho lo cual, anteayer, en cuanto vi, portada de HOY, la foto de Julio en actitud orante/sonriente, tan propia de él, se me vinieron de súbito a las mientes dos momentos del cantante relacionados con Extremadura, glosadas que fueran en estas páginas por este particular. El primero, aquella vez, septiembre 1987, que, en busca de prestigio, acudió a mi pue...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa