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Mostrando entradas de diciembre, 2014

El discurso de la reina

  Al discurso navideño del rey le pasa lo mismo que a los programas de variedades que esa misma noche y similares nos echan por los miles de cadenas televisoras: que están grabados y bien cocinados con exagerada antelación, que por los sudores de algunos artistas, parecen hechos en pleno verano. Sólo así se explica que uno de estos años pasados viéramos a la ínclita Isabel, qué Isabel va a ser, moviendo la bata de cola en diez o doce canales a la misma hora. Ustedes perdonen, pero dada la situación actual de la cantaora (lo de tonadillera me parece una humillación, propia del analfabetismo de periodistas analfabetos), no puedo dejar de escribir eso tan bonito: “Sit transit gloria mundi”. Tres cuartos de lo mismo podríamos decir sobre el jurásico Raphael, siempre con su “Pequeño tamborilero” a cuestas, que creyéramos de su exclusiva propiedad, y resulta que se trata de un villancico que ya cantasen en su día, siglos ha, figuras como Frank Sinatra y Bob Dylan: “Little drummer bo...

Mi adorado Joaquín

                                  MI ADORADO JOAQUÍN                                    Agapito Gómez Villa      Conocedores mis epígonos de la veneración que profeso a Joaquín Sabina, más de uno se preguntará que cómo es posible que me atreva a bromear sobre el ‘concierto interruptus’ del otro día, cuando, según sus propias y deslenguadas palabras, le dio ‘un Pastora Soler’, por lo cual hubo de abandonar las tablas antes de lo previsto. La razón es muy sencilla: porque él, tan dado a la chanza, habría sido el primero en lanzar alguno de sus dardos, más jocosos que envenenados, de haberle sucedido a otro: Plácido Domingo, un suponer, al que, e...

Los sueldos transparentes

  ¿Hay algo más importante que la salud? Nada, absolutamente nada. Ni tan siquiera el gordo de la lotería. Creo que en eso estamos todos de acuerdo. ¿O no? Dicho lo cual, estaremos de acuerdo, asimismo, en que no hay profesión más trascendente que la de aquellos que se dedican al cuidado de la salud del prójimo. Algo tiene que tener el agua cuando la bendicen: los griegos, que llevaron la cultura a las más altas cumbres imaginables, al único humano que elevaron a la categoría de dios, ahí es nada, fue a un médico: Asclepio (Esculapio para los romanos). Con un par. Y mira que tenían donde elegir: filósofos, poetas, matemáticos, físicos, arquitectos, astrónomos, escultores, atletas, etc. Pues nada, un médico.      Digo todo esto porque, a raíz de la publicación de la “ley de la transparencia” de la función pública, un periódico ha formado un equipo ‘futbolístico’ con los once señores mejor pagados (los once “galácticos”), y hete aquí que entre ellos no encu...

La bella y los bestias

     Fue precisamente una escena presenciada en Valladolid, hará como diez años, lo que me dio pie para una columna sobre el asunto que ha ocupado/copado casi en exclusiva la información deportiva, manda webs, en la presente semana, que yo siempre había creído que la información deportiva era para hablar de deportes: el comportamiento de cierta basura humana, aledaña al mundo del fútbol, que tiene como penúltimo colofón la muerte de un hincha del Dépor (por cierto, Arsenio, aquel viejo entrenador, dijo que estaba hasta los mismísimos de tanto Dépor, cuando siempre se le había llamado el Coruña), a manos de sus homónimos (léase primates) del Atlético de Madrid, que lo arrojaron al río después de haberlo matado a palos. “Puta Valladolid, puta Pucela”, iban recitando a modo de letanía, tres individuos y una individua, por una de las céntricas y gélidas calles de la ciudad, ataviados que iban con aperos del Barça, equipo visitante aquella tarde. La pinta del personal...