Iba una vez Umbral con un amigo, “escritor de izquierdas” (no dice el nombre), paseando por la orilla de un pantano franquista, cuando en esto que el otro va y le dice: “Aquí es donde los ingenieros se mean en todos los prosistas y poetas” (lo leí anteayer). Y de inmediato se me viene a las mientes mi columna de este periódico titulada “Ingenieros al poder”. Toma ya puntería. Es que es tal la fascinación que tengo por las grandes obras de ingeniería (les recuerdo que en estas páginas le dediqué una encendida columna al puente Vasco de Gama), que cada vez que transito por los colosales viaductos que atraviesan el Tajo y el Almonte, siento una enorme satisfacción. Si miro hacia un lado y me topo en la distancia con las asombrosas construcciones de los puentes del AVE (llamémosle AVE), entonces la felicidad es total, completa, pues que a lo anterior se une otro pensamiento: que mis impuestos no sólo sirven para alimentar a miles de políticos superfluos (ay, ese inservible ...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa