Dice mi amigo Miguel Arias que, de los invitados a la boda de la hija de Aznar, sólo se va a librar de la justicia un camarero: ah, aquel obsceno desfile de psicópatas por la grandiosa y granítica explanada. Yo creo que no se libra ni el camarero, al menos uno que yo me sé. El que sí tiene una buena encima es el sacerdote que casó a los contrayentes. Lo sé de muy buena tinta: de la época en que yo acudía cada año a los cursos de verano de El Escorial. Por lo visto, a resultas de las últimas sentencias ‘gurtelianas’, en el desasosegante insomnio de las altas madrugadas, el buen sacerdote no sólo ve el templo repleto de imputados/condenados, sino que teme que la ola pueda alcanzarle a él mismo. Y no es que lo su...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa