No se habla de otra cosa. Incluso la prensa llamada generalista, tan seria, tan pandémica, se ha hecho eco del suceso. Rociíto tiene convulsionado al país con su dolorosa confesión sobre vida íntima. El confesor no podía ser otro que el gran juez de la moral: Jorge Javier (los jueces de verdad aquí no cuentan). Cómo será de gorda, que toda una ministra, Irene Montero, no ha perdido la ocasión de bajar a la arena para dar su apoyo a la declarante. Asimismo, no hay emisora que no haya dedicado sus buenos minutos a comentar el asunto. Ni que decir tiene que Tele 5, que es la que paga, no habla de otro tema, las 24 horas. Desde la declaración de Messi sobre su intención de dejar el Barça, no se veía nada igual.
Y sin embargo, nada de lo mío. Nada, ni una simple alusión. ¡Serán analfabetos! ¿Que qué es lo mío? <>. Nada más lejos de la realidad: con gran sorpresa pudimos comprobar que <>. Eso decía yo en estas páginas, hace 25 años, bajo el título “Rociíto en Europa”
Y seguía: <<¿Por qué no vamos a Lovaina? Y hete aquí que, cuando nos acercábamos a tan antigua y bella ciudad (su Universidad es de una las cosas más impresionantes que se puedan contemplar), nos recibió una enorme pancarta: “Semana de Rociíto en la Universidad”. En efecto, los belgas, sabedores del talento y la cultura de la joven, en cuyas aulas brillase, habían decidido homenajearla en sus días prenupciales. Por doquier, decenas de carteles eran la muestra de lo que digo. Conferencias, coloquios, ponencias, mesas redondas, mesas cuadradas, rectangulares, octogonales, etc.,.. todo ello en la semana que concluía con la boda de la niña de la folclórica y el boxeador: “Rociíto y la Europa del 2000”, “Influencia de Rociíto en la cultura europea”, “Rociíto y el boxeo”, “Rociíto y las Fuerzas de Seguridad” (por lo del marido guardia civil), “Rociíto y el matrimonio católico”>>.
No hace falta decir que aquello lo escribí con la nada sana intención de rendir tributo a los medios de comunicación que dieron justa gloria a la boda de una joven (el novio no pintaba nada) cuyo inmenso mérito era ser hija de una cantante fabulosa y un boxeador decaído. Hoy, cinco lustros después, me conduelen sus lágrimas, aunque cobre millones por ellas. Loados sean por siempre Jorge Javier y sus discípulos (matarlos sería poco).
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...