“Hemos aceptado que la clase política nos divida”. Así titulaba el otro día este periódico la entrevista realizada por su directora, Mar Domínguez, al escritor Javier Cercas, a tenor del XC aniversario de HOY (los números romanos están para las ocasiones). Y tiene toda la razón el buen escritor, nacido extremeño y avecindado en Cataluña, territorio en el que no corren buenos tiempos para la lírica, ¿verdad, Javier? Pero le faltó decir una cosa: que esa división social provocada por la clase política, tiene unos mediadores que no son otros que los medios de comunicación: la voz de su amo, ay. Periodismo de trincheras, podríamos decir, salvo excepciones, entre las que incluyo al HOY, sí.
Lo dijo muy sencillito, en su día, Carlos Herrera Crusset, andaluz de nacimiento y criado en Mataró, tal que su segundo apellido indica: “Siempre ha habido tontos, la diferencia es que ahora tienen altavoces”. En efecto, le falta tiempo a los medios para vocear la primera imbecilidad que se le ocurre al primer analfabeto, y mira que hay. No hay noticia, del cariz que fuere, que no sea servida con un repulsivo sesgo ideológico. ¿Que no? Pocos meses ha, fue suspendido el partido Atlético de Madrid-Sevilla, por previsiones de lluvias torrenciales, que al final se quedaron en el cielo. Pues bien, no faltó el tonto que culpase de la presurosa decisión al alcalde de Madrid. Como si Almeida fuese un experto de la Agencia ‘Nacional’ de Meteorología.
Llevo dos años sin ver un telediario, no por la misma razón de García Tola, aunque algo hay: “No veas telediarios, que te deprimen”, le aconsejó el médico cuando ya estaba muy malito. Me informo por la radio y por los periódicos. Cada día, hecho un vistazo a varios de ellos en internet, por comparar, mayormente. Y he llegado a la conclusión de que hay algunos que merecerían ser clausurados, de puro tendenciosos. A este paso, pronto veremos el siguiente titular: “Con Sánchez, las gallinas ponen un 80% menos”. Al tiempo. Que sí, que Sánchez reúne las tres p: peligro público psicopático, pero rotular todo con su nombre es una muestra de que hay informadores tan enfermos como él. Los mediadores, ya digo: entre los locos de la política y la cordura ciudadana. Oiga, que lo de los locos de la política no es mío, que ya hace muchos años que lo dijo Serrat, ese genio sin el Princesa de Asturias, en una maravillosa canción: “Que la tierra cayó en manos de unos locos con carnet”. Menos mal que a ese respecto estamos bien acompañados: el país más poderoso de la Tierra (por poco tiempo) tiene como presidente a un anciano que saluda al vacío, y como jefe de la oposición a un Jesús Gil tronao, con el pelo pintao de colorao.
“Hemos aceptado que la clase política nos divida”, sobre todo en Cataluña, tendrías que haber añadido, Javier. Por fortuna, hay territorios adonde el veneno divisorio no ha llegado de manera venenosa, por ahora.
(Última hora: Putin llora la muerte de Navalny, como un niño.)
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...