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Mostrando entradas de mayo, 2025

UN VAR PARA LOS POLÍTICOS

Son tantas las aportaciones que he hecho desde estas páginas a la vida política y no política de España en general (como esos furgones donde reza “pintura en general”) y de Extremadura en particular, que ya he perdido la cuenta. Pues bien, dado el grado de degradación, me gusta la aliteración, que estamos viviendo, que raro es el día que no estalla algún escándalo en los aledaños de gobierno, cuando no en los interiores del mismo (los audios y whatshapp no tienen vuelta de hoja, con UCO o sin ella), ha llegado el momento de decirles que, una vez más, he dado con la solución a tanto desmán: el VAR político. Ni que decir tiene que la situación de degeneración, degradación, descomposición, putrefacción, pudrición, crispación, provocada por el ‘españolón politikon’ (zoon politikon, Aristóteles) no es nueva, que viene de la noche de los tiempos. En efecto: raro es el gobernante que, en estando más de una semana en el sillón, no se ha llevado por delante la ‘Contitusión’, que dic...

BADAJOZ: LA VENGANZA

Con permiso de Alfredo Brice Echenique, aquel peruano ingenioso y tramposillo, antes de empezar a hablar, me gustaría dirigirles unas palabras, de Campoamor: “En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira…”. Vamos, que todo depende del cristal político con que se mira. Si lo sabré yo, que en mi juventud todo lo que hacía Felipe González me parecía de perlas (“como mi Felipe, pa mí que no hay dos”, canta Sabina, ese genio). Ítem más: los tíos del “sindicato del crimen”, creación de Rubalcaba para denostar a la prensa crítica (¡igualito que ahora!), me parecían todos unos ‘lindos sinvergüenzas’ (mi madre dixit), Cela incluido, que por entonces escribía en un periódico. A tal punto llegaba la cosa, que los votantes de la derecha me parecían unos extraterrestres. Como se lo cuento. En resumen, que este artículo, como todos los que llevan unas gotas de la actualidad política, será visto de muy distinta manera, según sean los anteojos ideológicos del lector. Un ejemplo: el otro día,...

CUANDO YO SEA PRESIDENTE

El pasaje que sigue figura en un vetusto manuscrito encontrado por mí en un Mar Muerto cualquiera: “Dijo Yavhé en el Sinaí: ¡Ay de aquel que cobrare por su trabajo más que los médicos. Más le valiera no haber nacido”. Sí, ya sé que cuando se escribió mi ‘Antiguo Testamento’ no había euros. De acuerdo. Pero tampoco se había inventado el metro (París, 1792) cuando se escribieron los Evangelios, y sin embargo el otro día el señor cura leyó lo que sigue: “cuando la barca de los apóstoles se encontraba a cien metros de la orilla…”. Así que váyase lo uno por otro. A cuento de qué viene todo este preámbulo. Ahora mismo se lo cuento. Tengo escrito en estas páginas (Umbral dixit) que el día que yo sea presidente del Gobierno, sin Ábalos ni Koldos, pondré en marcha una revolución que ríanse ustedes de la francesa, la rusa, la china, la cubana, etc., todas de sangre y muerte; una revolución que cambiará la faz de España, lo que quede de España, en tan sólo una generación. Hela aquí, r...

EL MISIONERO MATEMÁTICO

Días previos a la fumarola blanca, lo dijo Juan José Millás, ocurrente escritor: “El nuevo Papa nos dará unas horas de mucha teatralidad, luego volveremos a lo de siempre”. O sea, como toda la vida de Dios. ¿O no? Salvo para los que ‘trabajan en la empresa’, claro. Todos mis respetos, muchos, para ellos y para la empresa, la mejor que ha dado la historia, a la que le perdono su enfermiza obsesión por las cosas de la entrepiernas, de los adultos, claro; como si no hubiese habido otros pecados más jóvenes y graves, ay. Dentro de unos días, ya digo, León XIV desaparecerá del primer plano (como la dana, como el apagón, como la guerra de Ucrania, como la de Gaza, como la…) y su figura quedará de fondo en nuestras vidas, que ojalá no fuese así, y sus influencias sirvieran para arreglar, o mitigar al menos, las tragedias más gordas que tanto sufrimiento cotidiano dejan a su paso, producto de la insensatez inherente a la condición humana, consecuencia a su vez de la coexistencia en el mism...

SE FUE LA LUZ

En cuanto retumbaba el primer trueno, se iba la luz: tímida bombilla, decimonónica y única que pendía del centro del zaguán de la casa que compartíamos dos familias, y que se encendía y se apagaba con el alumbrado de la calle. Así que nos quedábamos sin poder escuchar los discos dedicados en el ‘arradio’, qué ‘arradio’ ni qué leches, si no teníamos: el primero lo compramos de segunda mano por mil pesetas, cuando yo andaba por los dieciséis. Menos mal que al menos el teléfono seguía funcionando, qué teléfono, si en casa de mis padres no hubo teléfono hasta los años ochenta. En fin, que aquello era un estropicio en toda regla: sin ‘arradio’, sin teléfono, sin televisión, sin frigorífico, sin internet, sin na. Para mí, lo peor de todo era que, enviciado muy pronto por la lectura, no podía leer las vibrantes biografías que venían en la enciclopedia (las leía todas las noches, no había otro libro), la de José Antonio Primo de Rivera entre otras, que todavía me acuerdo: “jugar también...