Con permiso de Alfredo Brice Echenique, aquel peruano ingenioso y tramposillo, antes de empezar a hablar, me gustaría dirigirles unas palabras, de Campoamor: “En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira…”. Vamos, que todo depende del cristal político con que se mira. Si lo sabré yo, que en mi juventud todo lo que hacía Felipe González me parecía de perlas (“como mi Felipe, pa mí que no hay dos”, canta Sabina, ese genio). Ítem más: los tíos del “sindicato del crimen”, creación de Rubalcaba para denostar a la prensa crítica (¡igualito que ahora!), me parecían todos unos ‘lindos sinvergüenzas’ (mi madre dixit), Cela incluido, que por entonces escribía en un periódico. A tal punto llegaba la cosa, que los votantes de la derecha me parecían unos extraterrestres. Como se lo cuento. En resumen, que este artículo, como todos los que llevan unas gotas de la actualidad política, será visto de muy distinta manera, según sean los anteojos ideológicos del lector. Un ejemplo: el otro día, hubo uno que me tiró a degüello porque escribí que la presidenta del apagón, Beatriz Corredor, había hecho una tesis sobre los calambres que dan los cables pelados. Toma ya.
Y hablando del apagón. ¿Ustedes creen que es de recibo que Badajoz haya sido la provincia más incriminada en tan ‘oscuro’ asunto? Vamos anda. Seguro estoy de que si David hubiese desempeñado en Cáceres su denodado trabajo, la culpa la habría tenido la central de Almaraz; pero señalar a Badajoz, que sólo produce energías limpísimas. me parece algo muy sospechoso. Y tanto. De haber estado viva Valdecaballeros, la hubiesen montado parda. Pero no, que hasta Quevedo compuso un soneto apócrifo a sus gloriosas ruinas: “cadáver son las que ostentó murallas”.
Pues bien, conozco de muy buena tinta la causa de la cosa: lo de Badajoz y el apagón es la venganza por haber sido la capital pacense donde una jueza la emprendió contra el hermano de Pedro Ábalos, antes Pedro Sánchez, antes Pedro Pablo Iglesias, es que se junta con una gentita…, porque aquél no supiera dónde quedaba su lugar de trabajo. A mí no me extraña nada que Pedro esté cabreado como un mono. Díganme: ¿qué importancia puede tener que un artista de la música no sepa dónde trabaja, si su herramienta de trabajo es la cabeza? Pues nada, una jueza cordobesa se ha empeñado en sentarlo en el banquillo, así como al aguerrido Gallardo, que haciendo honor a su apellido ha decidido enfrentarse a la justicia a pecho descubierto (se ha roto la camisa, “como Camarón”), para lo cual se ha refugiado a empujones en los bancos de la Asamblea. Para que luego digan algunos que dicha cámara no sirve para nada. Lo he dicho muchas veces: qué hubiese sido de Extremadura sin la Asamblea (Bruselas no le pierde ojo).
- Oiga, don Agapito, usted perdone: a lo mejor con los dineros que llevamos gastados en dicha cámara se podría haber hecho la autovía Cáceres-Badajoz.
- Pues no había caído, mire usted.
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...