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Mostrando entradas de febrero, 2012

La sanidad vista por los agoreros

 26-2-12     Estoy vivamente persuadido (es por la influencia de Julián Marías, mente sensata que frecuento, por ver si se me pega algo) que si a los agoreros se les pusiera un bozal (los burros gastan bozal y no pasa nada), todo iría mucho mejor. Alguno dirá que dónde quedaría la libertad de expresión y tal. Por eso lo he dicho en condicional: “si se les pusiera”. Es que hay que ver el daño tan inmenso que hacen dichos individuos, también conocidos como almas en pena: “ése es un alma en pena”, se decía mucho antaño. “No se tiene ni idea de lo que cuesta romper la normalidad de la vida”, cuenta el filósofo sensato, y eso que estaba hablando del ominoso mes de julio del 36, primera quincena, flotando ya en el ambiente lo irremediable, ay. Pues bien, ya están los agoreros (¿agoreros   ideológicos,   a sueldo tal vez?) metiéndole el miedo a la población en el cuerpo con los recortes en las partidas dedicadas a sanidad, que ahora se llevan mucho los plurales: “...

Algo habrá que hacer

       19-2-12                       Yo no sé si la reforma laboral en ciernes es tan buena como dice el gobierno o tan mala como dicen los sindicatos, pero lo que está claro es que algo habrá que hacer. Todo menos quedarse cruzado de brazos. Y digo yo que lo que haya que hacer ha de ser por fuerza distinto, opuesto más bien, a lo que hiciera Zapatero, aquel presidente que hubo, cuya herencia laboral no puede ser más ominosa: cinco millones largos de parados, que tienen una cosa en común: ninguno era funcionario. “De los cinco millones de parados, ninguno era funcionario”, me dijo un amigo, y a pesar de la evidencia, me quedé ‘ojiplático’. En efecto, es una obviedad, pero es así. Los funcionarios, entre los que me incluyo (por lo visto, soy estatutario), tenemos un chollo impresionante, que algunos no saben valorar, ¡un jornal fijo de por vida!...

Formidables avances

12-2-12    Arrecia Garzón, arrecia Ibarra, arrecia Urdangarín. Pero arrecian sobre todo las bajas temperaturas; no tanto como cuando éramos niños, que se helaba la charca de mi pueblo, momentos que aprovechábamos, mañanas soleadas y feriadas, para lanzar, rasantes, las piedras más planas (volanderas las llamábamos), que se deslizaban alegres y saltarinas por el cristal. El caso es que, llevamos unos días en que, en la información meteorológica, abundan las temperaturas bajo cero. Pero no sólo eso: algunos informadores añaden, también, la “sensación térmica”, que es el frío que se siente cuando además de la caída termométrica, sopla un aire que corta el cutis. Si ya es difícil definir una sensación -“impresión que las cosas producen por medio de los sentidos”-, no te quiero contar lo que supone medir su intensidad: ¿cómo se puede medir algo tan subjetivo como una sensación? En efecto, hasta hoy, a falta de medidor objetivo, “la sensación térmica” se calculaba de modo apro...

Unas muertes y otras

20-2-11    Qué ‘agradable’ sorpresa la del domingo pasado al anochecer: “Cuatro personas han fallecido en las carreteras españolas en el fin de semana”. Acostumbrados a las veintitantas de tantas veces, esos cuatro eran como una bendición del cielo. No obstante, me dio tiempo de pensar que, a pesar de lo exiguo de la cifra, la noticia no tendría nada, lo que se dice nada de agradable para los familiares de los cuatro difuntos. Ni que decir tiene que un solo muerto en la carretera ya es una tragedia. Grandes han sido, en efecto, los progresos conseguidos a ese respecto en los últimos años, al frente de lo cual está la dirección general de tráfico, por supuesto. De ahí la cara de satisfacción que exhibe el director general de la cosa. A pesar de que ‘todavía’ hay que hablar de muertos, ya digo.   Todo lo contrario de lo que sucede con la llamada violencia de género: no hay manera de frenar el brutal goteo de muertos a manos de la respectivas ‘parejas’, de mujere...

Primero los animales

6-6-11   Interesante, agradable, la excursión por el llamado Tajo Internacional, en barco, claro, a la altura del embalse de Cedillo, si bien la cosa resulta menos sorpresiva para los que nos criásemos a pocos Km de los riberos del Almonte. Por cierto, en un momento en que nos quedásemos a solas, el Tajo me diría: “Yo hubiera preferido que me llamasen de otra manera, Tajo Fronterizo, un suponer; pero a estos esnobistas se conoce que les gustan las palabras rimbombantes y se ha empeñado en hacerme internacional, como si fuera un futbolistas, pero sólo puedo jugar los partidos entre Portugal y España y viceversa, que tengo doble nacionalidad”. En fin, que “este barco -nos diría una señorita- funciona con gasolina y con electricidad, con lo cual, matamos dos pájaros de un tiro (lo de los pájaros es mío): contaminamos menos y no molestamos con el ruidos de los motores a la fauna de la vecindad; de modo y manera que, cuando nos vayamos acercando a los nidos, conectaremos el motor...

Con faldas y a lo tonto

5-2-12         No me digas, amigo Tomás, que no ha estado sembrado tu hombre   con lo de las faldas y tal: “Chacón es Zapatero con faldas”. Buenísimo. Tanto, que parece digno de Alfonso Guerra en sus mejores tiempos, que no digo yo que Ibarra no tenga capacidad para semejante ingeniosidad, pero nada me extrañaría que la ocurrencia haya sido de Alfonso, y que, en conversación telefónica, después de las risas, le dijera: “Dilo tú, Juan Carlos, que si lo digo yo, me cargo el congreso y lo poco que queda del partido”. Bueno, en fin, que sea como fuere, Ibarra no ha podido elegir mejor momento (media España congelada) para servirle el plato de la venganza a Zapatero, que por lo visto es una comida que hay que servir fría. Después de batirse el cobre extremeño durante medio siglo, cuando fue a despedirse a La Moncloa, que vengo a decirte que me voy, ZP no sólo no le hizo ningún mimito, sino que le despidió: “Fui a despedirme y me despidió”. Pues a...