26-2-12 Estoy vivamente persuadido (es por la influencia de Julián Marías, mente sensata que frecuento, por ver si se me pega algo) que si a los agoreros se les pusiera un bozal (los burros gastan bozal y no pasa nada), todo iría mucho mejor. Alguno dirá que dónde quedaría la libertad de expresión y tal. Por eso lo he dicho en condicional: “si se les pusiera”. Es que hay que ver el daño tan inmenso que hacen dichos individuos, también conocidos como almas en pena: “ése es un alma en pena”, se decía mucho antaño. “No se tiene ni idea de lo que cuesta romper la normalidad de la vida”, cuenta el filósofo sensato, y eso que estaba hablando del ominoso mes de julio del 36, primera quincena, flotando ya en el ambiente lo irremediable, ay. Pues bien, ya están los agoreros (¿agoreros ideológicos, a sueldo tal vez?) metiéndole el miedo a la población en el cuerpo con los recortes en las partidas dedicadas a sanidad, que ahora se llevan mucho los plurales: “...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa