Estoy
vivamente persuadido (es por la influencia de Julián Marías, mente sensata que
frecuento, por ver si se me pega algo) que si a los agoreros se les pusiera un bozal
(los burros gastan bozal y no pasa nada), todo iría mucho mejor. Alguno dirá
que dónde quedaría la libertad de expresión y tal. Por eso lo he dicho en
condicional: “si se les pusiera”. Es que hay que ver el daño tan inmenso que
hacen dichos individuos, también conocidos como almas en pena: “ése es un alma
en pena”, se decía mucho antaño. “No se tiene ni idea de lo que cuesta romper
la normalidad de la vida”, cuenta el filósofo sensato, y eso que estaba
hablando del ominoso mes de julio del 36, primera quincena, flotando ya en el
ambiente lo irremediable, ay. Pues bien, ya están los agoreros (¿agoreros ideológicos, a sueldo tal vez?) metiéndole el miedo a la
población en el cuerpo con los recortes en las partidas dedicadas a sanidad,
que ahora se llevan mucho los plurales: “las políticas de empleo”, dicen los
sindicalistas, pobrecitos. Como si la calidad de la asistencia sanitaria fuera
a deteriorarse ¡de la noche a la mañana! por culpa de los recortes, lo que
equivaldría a decir –qué sabrán ellos, en su primitivismo mental- que la cosa depende exclusivamente de
la ingencia presupuestaria y no de la calidad de los profesionales. Antes de
nada, hay que aclarar que lo que los agoreros ideológicos llaman recortes, son
en realidad recortes del brutal despilfarro. En cualquier caso, si algún
deterioro llegare a producirse, no sería la semana que viene, como amenazan los
agoreros, sería en plazo más largo, en cuyo caso, llegaríamos a la sanidad
cubana, tan amada de los agoreros ideológicos: una decente asistencia sanitaria
¡sin medicamentos! (camino de ella va Chávez de nuevo, el patriota que deja a
los médicos de su país con el culo al aire; será imbécil).
Señores agoreros ideológicos, en España, mientras
haya sistema MIR, la sanidad será de lo mejorcito del mundo. Aunque los
presupuestos a ella dedicados se dividan por mil. Lo que yo te diga a ti, so
analfabeto. El sistema MIR, bendito sea, es la garantía, sí, de que seguiremos
para rato jugando la champions sanitaria mundial, es decir, entre los cuatro
mejores del mundo. ¿Que cómo es eso posible? Te voy a poner un ejemplo sencillo
para que lo entiendes, que los agoreros ideológicos no es que seáis torpes, que
lo sois, es que las anteojeras mentales os hacen más torpes aún: en un caso
extremo, un cirujano es capaz de operar una apendicitis debajo de un puente,
sólo con unas tijeras y un hilo. ¿Que no? Tú qué sabes. En el mejor quirófano
del mundo, el electricista del hospital un suponer, no sería capaz de empuñar
el bisturí. ¿Entiendes ahora?
Así que ya sabes, amable y desocupado lector:
cuando leas en las portadas de los periódicos, o escuches en la radio, o veas
en la televisión noticias catastrofistas sobre la sanidad española, acuérdate
de mí, que de eso sé un rato largo más que los políticos, más que los
periodistas amantes del catastrofismo y mucho más, dónde va a parar, que los
agoreros ideológicos. (Te recuerdo que todo esto lo dije, tal cual, cuando
gobernaban los socialistas.)