Anda el personal un tanto alborotado con el presunto cambio de la hora, que por lo visto estamos en un huso horario que no es el que corresponde a un país que es enjaretado a la altura de Zaragoza por el celebérrimo meridiano de Greenwich, o sea, el meridiano cero, que algún punto de referencia habría que tomar, ya que el mundo, o sea, la Tierra, no se está quieta ni un instante, según la bellísima canción de Jimmy Fontana, muerto recién, ay: “Oh, mundo, que no ha parado ni un momento”. En efecto, desde que hace unos cuatro mil quinientos millones de años, trienio arriba, trienio abajo, nuestro planeta comenzase su andadura alrededor del sol, no ha parado de girar como una loca, ¡a mil setecientos km por hora!, siempre en el mismo sentido, de izquierda a derecha, lo que propicia, claro es, que el sol salga cada mañana por el Mediterráneo, dejándonos a los extremeños en el furgón de cola peninsular. ¿Hay derecho a eso? Sinceramente, creo que es una clarísima in...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa