Anoche
tuvo lugar la ceremonia de entrega de la Medalla de Extremadura a los
galardonados de 2013. El acto tuvo lugar, como viene siendo tradicional, en el
Teatro Romano de Mérida (en un lugar así, todo acto resulta brillante por fuerza).
Etcétera.
Uno, claro es, no tiene el poderío que antaño
tuviera mi amigo Tomás, qué Tomás va a ser, Tomás Martín Tamayo, que el año que
ganaron los suyos (sus ex), ‘impuso’ los nombres de dos medallistas, con un par.
Uno, lo máximo que ha conseguido al respecto es lo de mi paisano/paciente Tomás
Pérez: pedí para él el nombre de una calle de Cáceres y a cambio le dieron la
Medalla de Extremadura. Bueno, y lo de Faustino Cordón, aquel tenaz biólogo del
que nadie conocía su furiosa relación con nuestra tierra, Fuente de León, hasta
que lo menté en un artículo. Nada más hacerlo, le concedieron la medalla de
Extremadura ‘B’: “Extremeño de HOY” (nadie me dijo una palabra, claro). Dicho
lo cual, aunque uno no tiene poder alguno, ni falta, quiero darles una
primicia: los nombres de dos de las Medallas de Extremadura 2014. Lo que yo les
diga.
Usted escribe en YouTube Clara Andrada de la
Calle y en el clic siguiente ya le sale la tercera de Mahler interpretada por una
grandiosa orquesta alemana: a los pocos segundos, en el centro de la imagen
aparece una joven de bella y rubia prestancia, soplando una flauta. En efecto, Clara
es la flauta solista de la Orquesta de la Radio de Frankfurt. Lo es también de
la Orquesta de Cámara de Europa y miembro del Quinteto de Viento Hindemith.
Asimismo, colabora con orquestas como la Sinfónica de Londres. ¿Hay quien dé
más?
¿Y el otro nombre? Ahora mismo se lo digo. Se
trata de otra joven, tan rubia y atractiva como la anterior (la atracción que
emana del talento), que atiende por el nombre de Helena Andrada de la Calle.
¿Que cuál es su oficio? Helena es violonchelista de la Orquesta Sinfónica de
Stuttgart, nada menos.
Los méritos de ambas, que son sobrados, ya
los conocemos. Ahora, háblenos de su relación con Extremadura. Bien. Las
hermanas Andrada son más extremeñas que muchos de los premiados, dónde va a
parar: son extremeñas al 50%; el otro 50 es salmantino. Las hermanas Andrada
son hijas de Lola, encantadora señora, y de amigo Cipriano, un señor de mi
quinta, nacido y criado en mi pueblo, Casar de Cáceres, que iniciara en don
Benito su andadura como profesor de Lengua y Literatura y que continuase en
Coria (y de allí, a tierras salmantinas).
¿Necesitan algo más? Aquí lo tienen. Clara
vendrá tres veces al año al Conservatorio Superior de Música de Badajoz, a
impartir su joven y rubio magisterio. Como lo oyen. Pero ahí no acaba la cosa.
Comoquiera que Clara sólo puede visitarnos en contadas ocasiones, y por escaso
tiempo, gracias a sus buenos oficios los alumnos del conservatorio pacense podrán
beneficiarse de las enseñanzas del primer flautista de la Orquesta Sinfónica de
Viena, un japonés que por lo visto tampoco lo hace mal.
Bueno, que nos vemos el próximo 7 de septiembre
en el Teatro Romano: a aplaudir a Helena y a Clara. Ah, y a escuchar absortos
alguna pieza interpretada por ambas en el emocionado silencio de las atentas piedras.