Manolo Escobar cantaba: “Yo soy un hombre
del campo”. Lo mío sólo se diferencia en una palabra: yo soy un hombre de
radio. Escucho la radio a todas horas, a todas las horas que puedo, claro. Hay
otra versión del particular: “Con Dios me acuesto, con Dios me levanto”, rezaba
yo cuando niño, con mi abuela Juliana. No es que uno quiera comparar a Dios con
la radio, válgame el cielo, aunque la radio es algo tan milagroso que parece
obra de Dios, o sea, que ya saben a dónde quiera llegar: con la radio me
acuesto, con la radio me levanto. Total, que la otra mañana, a la hora de las
abluciones (al diccionario), escucho el resumen de prensa nacional, y, mira tú
por dónde, no había periódico que no llevase en su editorial, o en algún
artículo, una meditada reflexión sobre la inminente respuesta de la comunidad
internacional al gobierno de Siria por la muerte de algún que otro millar de
personas mediante el uso armas químicas. Cada cual aconsejaba a los líderes
mundiales, razonadamente, por supuesto, cómo debería de ser dicha respuesta.
Incluso uno de los articulistas se atrevió a decir que había que evitar un
conflicto ‘civilizacional’, lo juro por mi conciencia y honor: que me caiga
p’atrás muerto si no es verdad lo que
digo.
Esto no se queda aquí, me dije. Esto se lo
tengo yo que contar a mi amigo Barack. Qué Barack va a ser. Pues claro: Barack
Obama. Obama y yo somos amigos desde la juventud, cuando ambos compartiéramos
campus universitario y formásemos parte del mismo equipo de baloncesto,
“nosotros las minorías étnicas” nos llamábamos: él negro, yo hispano. Total,
que a eso de las doce, las seis en Washington, que es cuando se levanta mi
amigo, agarro el móvil y le llamo. Cómo va eso, Barack. Y le cuento lo que
dicen los periódicos españoles sobre el inminente castigo al régimen de Siria:
que había que tener mucho cuidado con lo que se hacía, que había que ser muy
prudente y tal. Pues gracias a que me has llamado, Agapito, que tú sabes que nosotros
tenemos muy en cuenta lo que dicen los periódicos españoles a la hora de tomar
cualquier decisión: ahora mismo digo que paren el bombardeo que teníamos
previsto para hoy y les digo que se vayan tomando unos días para reflexionar.
Cuando le conté lo del conflicto ‘civilizacional’ se tiraba por los suelos. Ésa
es, sí, la verdadera causa de que aún no se haya producido el bombardeo.
Pero lo que ustedes no conocen es esto otro.
Yo lo sé porque tengo un amigo muy bien ‘posicionado’ en el Foreign Office.
Como saben, el parlamento británico tumbó (es un verbo muy periodístico ahora)
la propuesta del gobierno de Cameron de contribuir al castigo de los criminales
sirios. Pues bien, la causa última que inclinó el voto de algunos diputados indecisos
hacia el ‘no’, fue la visión en internet, foto de este periódico, de la manifestación
de Cáceres en la que una ‘inmensa minoría’ juanramoniana (ocho personas)
protestaban tras una pancarta que decía: “No a la guerra en Siria”. Como se lo
cuento.
Para que luego vengan los de siempre diciendo
que la opinión española no es tenida en cuenta fuera de nuestras fronteras.