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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Dos soles y cuatro lunas

  Pasado mañana, a las doce en punto de la noche, despediremos un año, y un instante después, estrenaremos uno nuevo. Y la Tierra, que es la madre del cordero, sin enterarse de la misa la media. ¿Por qué digo esto? Hombre, está muy claro. ¿Qué es un año? Un año, lo saben muy bien los niños, es el tiempo que pasa entre los regalos de un cumple y los del cumple siguiente. Aniversarios infantiles aparte, un año, como es sabido, es una medida astronómica: el tiempo que la Tierra tarda en completar una vuelta alrededor del Sol, a la módica velocidad de 108.000 km por hora, con lo que dónde coños estaremos cuando acabe de escribir esta columna. (Si a eso le añadimos que el Sol se está moviendo a una velocidad infernal, en derredor del centro de la galaxia, la Vía Láctea, y que nuestra galaxia se aleja como un rayo de las galaxias vecinas, ya tenemos el lío montado. Ah, se me olvidaba decir que la Tierra también gira sobre sí misma. Con todo ese jaleo de movimientos, no me extraña nad...

Les tengo gato

      Ese funcionario me tiene gato, dicen los presos de ciertos vigilantes. Me tiene gato, o sea, la tiene cogida conmigo. Pues bien, vaya por delante que, de toda la vida, uno le tuvo gato a los financieros en general y a los banqueros en particular (no me refiero, claro es, a los currantes, sino a los cabecillas de la cosa, los que cortan el bacalao en el mercado, en los mercados, que dicen los sindicalistas). Parafraseando a Cela, cuando dice que los políticos son “personajes de tercera” (el tiempo le ha dado la razón, es lo que tienen los genios), a uno, los aclamados sabios de las finanzas siempre le parecieron eso, “profesionales de tercera”. Profesionales de un trabajo de tercera, sí, en comparación, claro es, con los de primera: ingenieros, arquitectos, biólogos, matemáticos, físicos, médicos (perdón por lo que me toca) y por ahí seguido. Por eso nunca vi con buenos ojos que individuos tan ‘elementales’ ocupasen las portadas de los periódicos y fueran elevado...

Gracias, Raúl

    Supongo que se habrán enterado de que se ha muerto Madiba, un señor que siempre se llamó Mandela: Nelson Mandela. Y supongo también que habrán visto por la tele las imágenes del impresionante homenaje que le fuera rendido en un estadio abarrotado de mandatarios y famosos del mundo todo, encabezados por el jefe supremo, o sea, Obama. De dicho acto, quedarán para el recuerdo tres momentos,   tres anécdotas, de los cuales todo el mundo se ha hecho lenguas y que, asimismo, han sido tratados hasta la saciedad por los cien mil opinadores ‘teleradioperiodísticos’ que hay en España, a saber: el saludo de Obama a Raúl Castro (unas décimas más largo de lo previsto), el intento de ligue del mentado Obama con la espectacular primera ministra danesa, con el consiguiente enfado de Michelle (es que no hay color, con perdón) y, por último, lo del falso traductor al lenguaje de los sordomudos, que eso sí que es de traca.    Pues bien, hay empero una secuencia del...

De Atapuerca a Mandela

  Dice Vargas Llosa, hablando de su faceta (brillantísima) como articulista/ensayista, que cuando joven en París, en Barcelona y por ahí, ‘lo bravo’ (sic) era llegar al fin de semana sin haber escrito una línea y enfrentarse a pecho descubierto con la página en blanco, horas antes de tener que entregarla al periódico. Eso mismo le sucede con frecuencia a este particular que les habla, en aras más que nada de la actualidad, o sea, todo lo acontecido en los últimos 400.000 años, que va a tener razón Eudal Carbonell cuando dice ingeniosamente que, para los antropólogos, cualquier descubrimiento con menos de esa edad es periodismo, pues que noticia periodística y gorda acaba de ser el estudio del ADN del fémur de un señor que vivió en aquel tiempo en la sierra burgalesa de Atapuerca. Es que lo peor no es elegir el asunto a glosar, qué va: lo verdaderamente dificultoso es el descarte. Ni que decir tiene que rara es la semana que no viene preñada de acontecimientos dignos de hincarle...

El verdadero nombre de Averroes

    Recuérdote de nuevo, amable lector, lo que dijo Cela, loor al gran genio: cuando en un sitio huele mucho a algo, la solución no es oler más fuerte, sino oler distinto. Digo esto porque hoy los medios apestan a la prematura excarcelación de los asesinos ‘comunes’, el de Anabel Segura, el de Olga Sangrador, el de las jóvenes de Alcácer, los repugnantes violadores de niñas, así como otras gentes de mal vivir, lo que no deja de ser una cortina de humo para ocultar la afrenta a las víctimas de la eta, por la puesta en libertad de los ‘activistas’, qué graciosos algunos periodistas, que de esa manera son amnistiados bajo el paraguas legislativo europeo, a instancias del gobierno de Zapatero, con la connivencia del PP, lo que yo te diga, que para eso mandaron a Estrasburgo a López Guerra, uno que fuera profesor de derecho de la UEX.     ¿Alguna duda? Bien. Como todo ha quedado claro, pasemos a oler a algo más agradable.    Tenía yo ganas de hinc...