Que la justicia en España no anda en sus mejores momentos, es cosa bien sabida. Es más, a la vista del tira y afloja entre jueces y fiscales, podría decirse que la justicia es como un campo de Agramante, no me digan que no queda bonito dicho así. El último y flagrante caso lo tenemos con la infanta Cristina, imputada por el juez Castro por sendos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales. Lo del fraude fiscal está muy feo, y más en una infanta de España; pero, en un país en el que hasta hace cuatro días el personal se jactaba públicamente de engañar a hacienda, me parece como un delito menor, no sé si me entienden. Ahora bien, que la imputen por blanqueo de capitales, eso sí que me parece una pasada, o sea, demasié. Ítem más: no sé qué es peor, que acusen de ese delito o el lenguaje utilizado, que ambas cosas hablan a las claras de la imparable decadencia del mundo de la justicia. Blanquear capitales le llaman. Sólo le ha hecho falta decir ‘faldegar’, que es como...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa