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Mostrando entradas de junio, 2014

Imputada por blanqueo

   Que la justicia en España no anda en sus mejores momentos, es cosa bien sabida. Es más, a la vista del tira y afloja entre jueces y fiscales, podría decirse que la justicia es como un campo de Agramante, no me digan que no queda bonito dicho así. El último y flagrante caso lo tenemos con la infanta Cristina, imputada por el juez Castro por sendos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales. Lo del fraude fiscal está muy feo, y más en una infanta de España; pero, en un país en el que hasta hace cuatro días el personal se jactaba públicamente de engañar a hacienda, me parece como un delito menor, no sé si me entienden. Ahora bien, que la imputen por blanqueo de capitales, eso sí que me parece una pasada, o sea, demasié. Ítem más: no sé qué es peor, que acusen de ese delito o el lenguaje utilizado, que ambas cosas hablan a las claras de la imparable decadencia del mundo de la justicia. Blanquear capitales le llaman. Sólo le ha hecho falta decir ‘faldegar’, que es como...

Reyes para el siglo XXI

    Me llena de orgullo y satisfacción saber que han asumido ustedes sin duelos ni quebrantos las derrotas de la selección: qué roja ni qué leches. He oído comentar que mi sesión de psicoterapia colectiva del domingo pasado surtió un efecto balsámico sobre los ánimos entristecidos, que no deprimidos. Muchas gracias. “Fútbol es fútbol”, dijo Boskov. Y se acabó. Para rematar la terapia, les diré que el disgusto que se van a llevar los connacionales de los que pierdan la final, va a ser de padre y muy señor mío. Eso que nos ahorramos nosotros. No obstante, no todo está perdido. Si ganásemos a Australia, tenemos muchas posibilidades de cruzarnos con Inglaterra…en el aeropuerto. Dicho lo cual, “marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”, que dicen que dijo Fernando VII, que yo no me creo que aquel Borbón tan perverso fuese capaz de pronunciar una frase tan elaborada.    Fernando VII no, pero Felipe VI sí. Es que ya son otros los tiemp...

La bandera de la república

       De eso quería hablarles hoy: del show del señor Casco, envuelto en la bandera de la República, el otro día en la Asamblea de Extremadura: ah, qué sería de nosotros sin la Asamblea; ah, cómo pudimos vivir si ella tantos años. Mas comoquiera que les veo desazonados por lo de la selección (me niego a escribir “la roja”, ese invento copiado de los italianos), he decidido ejercer de psicoterapeuta social: la suerte no puede caer siempre del mismo lado. Eso, que es una verdad universal, en el fútbol es consustancial. En efecto, salvo en los sorteos de la ONCE y otras rifas similares, no hay actividad humana en la que el factor suerte sea tan determinante. ¿Es o no suerte que una eliminatoria se resuelva por penaltis? Pues bien, sin ánimo de restar ni un ápice de mérito al vistoso juego practicado por la selección, en las dos eurocopas que se han ganado, los nuestros pasaron a la ronda siguiente gracias a esa especie de lotería: la primera frente a Ital...

Vidas paralelas

    Como diría el ingenioso escritor peruano, Alfredo Bryce Echenique, antes de empezar a hablar, quisiera decirles unas palabras: mi más sentido pésame a don Jaime Peñafiel, protomarujón nacional (‘proto’ en griego significa el primero), pues que ya a mediados del siglo pasado se dedicaba a tan digno menester: el marujeo profesional por los suntuosos salones palaciegos y tiránicos. El pésame es, claro está, porque ha sido incapaz de conseguir que doña Letizia no llegue a ser reina de España.    Dicho lo cual, comienza la conferencia, propiamente.    Desde que hace varios meses (eso es lo que parece) el rey anunciase su abdicación, no se habla de otra cosa, de modo y manera que bien podríase decir que todo ha sido ya dicho. ¿Todo? Calla, hombre, calla. Está dicho todo lo previsible, lo que de toda la vida se resumió en una frase: “a rey muerto, rey puesto”. Y aquí paz, y después gloria. Hay, empero, una historia subyacente que no he visto/oíd...

Del celibato, con perdón

   Vaya por delante que eso del celibato no puede ser nada bueno, sencillamente por lo fea que es la palabra. Celibato, qué horror. Si se hubiese dicho ‘solterato’, que tampoco es muy allá, habría sido más pasable; pero celibato, caya, hombre. Dicho lo cual, vamos directamente al asunto.   Que conste que no soy yo el que principia la pelea, que fue el papa Francisco el que lanzó la primera piedra el otro día, en el avión que le traía de regreso de Tierra Santa. A la pregunta de un   periodista sobre el particular, el santo padre contestó: “Al no ser un dogma de fe, es un asunto que está abierto”. Toma ya. Así que no me vengan luego los integristas a lapidarme, como suelen: “digo tan sólo lo que he visto”, dicho sea al modo ‘albertiano’. Yo que el bueno de Francisco habría empezado diciendo, a guisa de político placeado: “Me alegro, joven, de que me haga usted esa pregunta”. Es que no podía haber mejor manera de ponerle a su santidad el toro del celibato, perdó...