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Mostrando entradas de enero, 2016

La doctrina "Borbontín"

     Uno sabía que el señor Botín, que en gloria esté, fue hombre de innata capacidad para la cosa dineraria, o sea, para hacerse rico (Vargas Llosa dice que es una cualidad como otra cualquiera), pero de lo que no tenía ni barruntos es de que, además, tuviese otras facultades, habitualmente muy alejadas del mundo de las finanzas, tal es la capacidad para crear un cuerpo de doctrina, nada más y nada menos. Como Parot el de la eta, pero sin muertos. Pues sí señor, don Emilio creó una doctrina, bueno, se la crearon ad hoc, previo pago de su importe, y como fuera hecha a su medida, le pusieron su nombre: la doctrina Botín. Hablando en plata: la doctrina Botín es una pirueta legal (léase argucia), bendecida por el Tribunal Supremo, -¿y qué?-, e inventada por prestigiosos leguleyos para librar de la quema a uno de los hombres más poderosos e influyentes de España, que dudo yo que se la hubieran sacado de la manga para un robagallinas en paro. ¿O sí? No me lo creo. En fi...

Pedro Pablo

   “¿Y tú crees, Umbral, que con esto de Carrillo me lo van a quitar todo?”. La que habla es Cayetana de Alba, días en que se principiaban a echar los cimientos de una ejemplar democracia. Pues justamente así, hay hoy mucho personal: temeroso de que le quiten, no ya las fincas heredadas, sino los ahorros de toda una vida de trabajo, en el caso, claro es, de que llegasen a gobernar Pedro Iglesias y Pablo Sánchez, o al revés, que ya hasta me lío con los apellidos. Al final, cuando entonces, la sangre no acabó llegando al río, bueno, si exceptuamos la cabra que un impetuoso Ibarra le expropió a Cayetana precisamente, y que terminaría costándonos a la postre un ojo de la cara. Pues lo mismo sucedería ahora, llegado el caso de un gobierno de Pedro y Pablo (Pedro Pablo en adelante): la vida seguiría ‘eclesiásticamente’ igual (en honor a Julio Iglesias), con sus carnavales y sus semanas santas, que a ver quién es el guapo que se atreve a tocarlas, de balde lo hemos de ver (“No se...

Las rastas de Celia Villalobos

    Rara es la semana que no dice algún intelectual sectario, o sea, de izquierdas, que aún hay mucho franquismo sociológico. El último ha sido un anglohispanista de cuyo nombre no puedo acordarme. Este tío es imbécil, pensé. A quién se le ocurre hablar de franquismo, cuarenta años después de muerto el difunto. Lo cual que me cabreé mucho, porque lo del hispanista venía a coincidir con la recurrente tabarra de la izquierda, que cuando no sabe qué decir, saca a relucir el Valle de los Caídos. Pero mira tú por dónde, algo tiene que tener el agua cuando la bendicen.    Yo tengo veinticuatro años cuando muere Franco, de los cuales, sólo en los últimos dos o tres empecé a interesarme por la política (el resto fue de música y libros), tiempo suficiente para recordar claramente una cosa: la interminable letanía de carreras y números unos en oposiciones que atesoraban los ministros recién nombrados, que no se acababa nunca el telediario. O sea, que eran señores (sólo ...

DEPORBASURA

     Anda y que no tenía yo ganas de hincarle el diente al asunto; para lo cual, me veo obligado a pasar por encima del cadáver de la joven encontrado en el pantano de Alange, muerta, presuntamente, a manos de su marido, amante, compañero o lo que sea, seguramente porque la difunta no le habría prestado la debida obediencia, según las últimas enseñanzas de un obispo, esta vez el de Toledo, que parece que ahora le ha dado a los monseñores por meterse a redentores de algo que no tiene redención posible: brindis al sol se llama esa figura. Señores prelados, apréndanselo de una vez: es imposible saber lo que se cuece en los fogones de todas las parejas, ¡son millones¡, y por tanto, es de todo punto imposible prevenir los estallidos violentos con resultado de muerte. Me apuesto lo que quieran (una misa concelebrada) a que no hay manera de bajar de sesenta el número de asesinadas cada año. En fin.    Como les decía, tenía yo muchas ganas de tratar un asunt...

20-D: la solución

  Vargas Llosa, don Mario, o sea, fue de toda la vida ciudadano peruano. Hasta tal punto lo es que, oyendo cantos de sirena del Pacífico, que las he visto yo, bellísimas, en las playas de El Callao, una vez decidió presentarse a las elecciones de su país, contendiendo con uno de los tíos más sinvergüenzas y marrulleros que ha dado la política mundial, el tal Fujimori. Bien. Un buen día, el gobierno de España decidió otorgarle nuestra nacionalidad, y en aquel instante, el que era sólo peruano, sin dejar de serlo, quedó hecho español. Eso para empezar. Pero don Mario no sólo conoce al dedillo el mundo hispano de ambas orillas (¡en tiempos fue medio amigo de Fidel Castro!), sino que, sin ser ciudadano francés, que se jodan los franceses, vivió largos años en Francia; tiene además casa en Londres, y no sé si tiene casa en los EEUU, pero se mueve por allí como si fuera su casa. ¿Hay quien dé más? Como resumen: don Mario es un ciudadano del mundo, que además está en posesión de una e...