Hoy va la cosa de banderas, no de las banderas españolas aparecidas en las paredes de las
calles de Barcelona, que manda huevos que pegar banderas nacionales tenga que ser un
problema en una parte de España, en Cataluña, perdón, Catalunya, es que todavía no se me ha
pasado la costumbre de cuando leía, ingenuo de mí, las columnas de Vázquez Montalbán, ya
saben, el molde de charnego resentido, comunista al que le gustaba la gente rica más que a un
tonto una tiza, según recoge Pániker. Hoy, sí, la cosa va de Banderas con mayúscula, Antonio
Banderas, o sea.
Lo conocí, quiero decir que supe quién era, en la entrevista que, siglos ha, le hiciera Jesús
Quintero, más conocido como "El Loco de la Colina", el mejor entrevistador que vieran los tiempos
(más tarde, lo he podido confirmar en un reciente programa sobre su vida, recrecido en sabiduría,
sencillez y bondad: su comportamiento con las debilidades enólicas de Melany fueron de
bonhomía superlativa). Aquella noche de Quintero, me dije: si este hombre alguna vez llegase a
ser tan buen actor como persona, será uno de los más grandes actores de la historia. Y eso que,
según Elia Kazan, que algo sabe sobre el particular, Banderas entró muy pronto en el Olimpo
cinematográfico: como copartícipe (la compañera fue Victoria Abril) de la más impresionante
escena de sexo jamás filmada: "Átame", Almodóvar. Es que, efectivamente, se trata de un
muchacho (le llamo así porque es más joven que yo) extraordinariamente sencillo,
extremadamente humilde, con un enorme talento, y muy con los pies en la tierra, en su tierra,
Málaga mayormente, ciudad en la que tenía puestas todas sus complacencias y en donde acaba
de recibir uno de los más afrentosos reveses que una persona bienintencionada puede sufrir.
Resulta que, tiempo ha, venía pergeñando poner en pie un formidable proyecto cultural en la
ciudad de sus amores, de la que jamás se ha "separado", sino todo lo contrario, aportando para
ello su esfuerzo y su dinero, así como la presencia y apoyo de sus muchas y muy importantes
amistades del mundo del arte en general y del cine en particular, y hete aquí que, cuando la cosa
estaba a punto de caramelo, los señores de Podemos e Izquierda Unida, llevados por no sé qué
suerte de afanes, han acabado con su paciencia a base de humillaciones y desprecios, vamos,
que lo han echado a la puñetera calle.
Aquí vendría al pelo una frase de la Biblia que habla de las margaritas y los puercos, pero no la
voy a escribir. Oiga, que yo no he escrito la Biblia: ¡a ver si vamos a tenerlas! Lo que sí voy a
poner es lo que dijo otro andaluz universal que también fuera "humillado" por sus paisanos, hasta
el punto de que acabaron asesinándolo. Se llamaba Federico García Lorca. Federico, cuando el
toro mató a Ignacio Sánchez Mejías, compuso una de las más escalofriantes elegías que jamás se
hayan escrito, cuyo final principia por los siguientes versos: "Tardará mucho tiempo en nacer, si es
que nace/ un andaluz tan claro, tan rico de aventura". Efectivamente, tardó mucho tiempo en
nacer, un cuarto de siglo, pero al final nació: en agosto de 1960, y fue bautizado como José
Antonio Domínguez Bandera, Antonio Banderas para el siglo.