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Mostrando entradas de mayo, 2020

DEL CLUB DE KITÍN

    Se me vino a las mientes cuando el otro día Cayetana le recordó a Pablo, “Ese Hombre”, que su padre había pertenecido a una organización revolucionaria, antifascista, patriótica y todo eso. No se imaginan lo que a mí me hubiera gustado apuntarme a alguna agrupación de ésas, ¡no violenta! (detesto la violencia), y habérselo contado hoy a mis nietos, tal que hiciera tío Marcial, un hermano de mi abuelo Agapito, que un día, ya en plena democracia, me mostrase, cual preciados tesoros, el carnet del Partido Comunista, junto al de guardia de asalto de la República, Madrid. Por no tener, no tuve ni el de la OJE. La única cuadrilla a la que pertenecí fue al Club de Kitín, el muñequito del chocolate Nogueroles, cuya insignia lucía orgulloso en el jersey de los domingos.    A mí, los del FRAP me habrían podido enganchar por la FUDE, Federación Universitaria Democrática Española, una de las miles de asociaciones que integraban aquel populoso movimiento revolucionario, c...

LA BANDERA DE DOS CARAS

   Amaina la voracidad de la ‘viremia’, al tiempo que arrecia el conflicto de las banderas, que incluso Pablo ordenó a la guardia civil retirarlas del entorno de su humilde mansión. El conflicto, iniciado en Madrid, ya ha llegado hasta Cáceres: el otro día agredieron a uno que portaba una enseña de España, camino que iba de la cacerolada ambulante. Le habrían insultado/increpado/agredido, si en lugar de la bandera constitucional, hubiese llevado la bandera de la república? Claro que sí. Lo habrían echado a patadas los propios cacerolistas. De nada le hubiese valido decir: “¡Oiga, que yo vengo a protestar contra el gobierno!” Estamos, sí, ante un problema irresoluble (hasta cierto punto).   Como diría Umbral, ‘tengo escrito’ que el culpable (de esto también) es Franco, por lo que bien merecido se tiene lo que han hecho con sus huesos. ¿A quién se le ocurre imponer durante cuarenta años la bandera rojigualda? “La bandera es tu madre”, nos decían en la mili. A lo que yo ...

REINVENTARSE

   Bajo ese título, el domingo pasado venía una cosa en el suplemento de este periódico. Juan Luis Arsuaga, gran conocedor de nuestra especie, era uno de los opinantes. ¿Vamos a sacar alguna enseñanza de esta fúnebre pandemia? Yo creo que sí: ahí va mi idea, a incorporar a la “nueva normalidad”, ese manido y ‘redondo’ mantra que adquiere su verdadero sentido leyéndolo al revés, o sea: “normalidad nueva”, que no es lo mismo, aunque lo parezca.     Cada vez que miro a los albañiles que tengo enfrente no dejo de pensar que en estos instantes cada uno de ellos está soportando cuando menos un parado, colgando/cobrando de sus espaldas. ¿Y no sería mucho más natural que el parado, que cobra su desempleo subido a los hombros de un compañero, se bajase un ratito y le echase una mano? Pero cómo dice usted una cosa semejante, estarán pensando ya los agoreros de la cosa. Muy sencillo: rebajando la jornada laboral a seis horas, con lo cual se necesitaría un incremento en la m...

EL EPI Y EL PIB

    Sociólogo por libre que es uno, estoy seguro de que si se le preguntase al personal qué es un EPI, una buena parte contestaría que es el compañero de Blas, ya saben, de Barrio Sésamo. “No tengo ni idea”, responderían algunos. Y, por fin, otros dirían que es esa vestimenta astronáutica que se ponen los trabajadores de los hospitales para no infectarse por el virus de la corona. Bien, ¿pero usted sabe por qué se llaman EPI? Me apuesto medio euro que la inmensa mayoría no sabrían decir que son las siglas de Equipo de Protección Individual. Y todo eso, luego de llevar dos meses no hablando de otra cosa en los telediarios, qué digo en los telediarios: las 24 horas del día. Así son nuestros informativos, así son nuestros informantes.    Pues tres cuartos de lo mismo con el PIB. Reto a los encuestadores a que indaguen acerca del mismo. En ciertos ámbitos, el resultado sería desolador. Soy capaz de imaginarme la cara que pondría algún encuestado cuando oyera...

EL LLANTO DE LA GUARDIA CIVIL

     “El llanto militar creció en diluvio”, escribe Quevedo, y Borges dice que es el verso más grandioso jamás escrito: soneto al duque de Osuna.    A lo que vamos. De la noche a la mañana, compruebo que los mandos de los cuerpos de seguridad han desaparecido de las interminables homilías concelebradas que el gobierno nos viene infligiendo a ‘ca noná’ (a cada nonada), en las que destaca sobremanera la egregia figura del hombre de la ‘rebequina’ (Antonio Burgos dixit): el de “algún caso aislado”. Sucedió a raíz de una controvertida declaración del general de la benemérita, sobre uno de los cometidos encomendados, que al parecer no cuadraba bien con las ordenanzas del cuerpo. Dijeron que había sido un lapsus, pero yo creo que fue más bien una estratagema para retirar a los uniformados: el general leyó lo que le pusieron. Sea como fuere, yo me alegré muchísimo. ¿Que a mí no me caen bien los uniformes? Vamos anda. Siento un profundo respecto por ellos, y no diga...