Me entero en estas páginas de que una delegación nepalí viene camino de Cáceres con la misión de hacer de esta impar ciudad (Patrimonio de la Humanidad antes que Salamanca y mucho antes que el Aviñón de los papas, por ejemplo) la “Quinta Tierra Santa” del budismo. Como conozco al personal (‘soy sociólogo por libre’, que dijera Umbral), entiendo que a más de uno le pueda parecer una irreverencia hablar del budismo ‘cacereño’, precisamente el domingo de la semana más intensa del cristianismo, desde todos los puntos de vista: religioso, cultural, artístico, histórico, social, etc. Que le pregunten si no a Stravinski, que se quedó ‘pasmao’ cuando visitó Sevilla una Semana Santa. Pues bien, nada más lejos de mi intención, todo lo contrario, que incomodar a los creyentes cristianos, empapado que está uno de cristianismo hasta las médulas (la espinal y la ósea).
Antes de nada, quisiera decir que lo que sé del budismo lo he aprendido en uno de los grandes genios de allende los mares (qué inmensa fortuna tenemos los hispanohablantes), Borges, uno de los tíos más listos que me he echado a la cara, mucho más que sus compatriotas Maradona (q.e.p.d.) y Messi juntos, dónde va a parar. En el inmenso escritor argentino, ya digo, he aprendido, no sin estupefacción, lo fundamental, a saber: que budismo es igual a tolerancia. Como se lo cuento. Tomen lápiz y papel: un buen budista puede ser al mismo tiempo cristiano, luterano, metodista, presbiteriano, calvinista, sintoísta,… o puede ser prosélito del islam, o del judaísmo. He ahí la capital diferencia con el resto de las religiones, en cuyos frontispicios respectivos, reza la siguiente, excluyente, máxima: o estás conmigo, o estás contra mí. Una pregunta: ¿cuánto tiempo creen ustedes que le duraría sobre los hombros la cabeza rapada a un islamista que apareciese por la mezquita envuelto en la túnica azafrán? ¿Y cuánto tardaría en ser arrojado a las tinieblas un cristiano o un judaico que hiciesen lo propio? Yo creo que no más de cinco minutos, como mucho, en los tres supuestos. ¿Que no?
Ítem más: el budismo nace de las enseñanzas de Buda, claro, un asceta, filósofo, sabio, nacido en el siglo V antes de Cristo, contemporáneo, por tanto, de Heráclito, Pitágoras, Zenón, en Lumbini (actual Nepal), ciudad hermanada ya con la nuestra. Pues bien, una de las premisas de los “seminaristas” de esta religión es dudar de la existencia del fundador, con un par; lo cual no es óbice ni cortapisa para ser un perfecto budista. Igualito que el cristianismo y el islamismo, vamos.
Entonces, qué es el budismo. Borges lo resume con estas palabras: es una ética. O como afirman otros, una filosofía de vida.
En fin, que parece que el budismo no se lleva mal con los genios. Además de Borges, Einstein, el patrón de todos ellos: “Si hay alguna religión que colme las necesidades de la ciencia, ésa sería el budismo”. Y pensar que fuera perseguido por su ascendencia judía.
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...
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