Un individuo, de los que no tienen derecho a la vida (“más le valiera no haber nacido”, dijo Jesucristo sobre los que abusaren de los niños; ni te quiero contar lo que diría del autor del crimen riojano), les iba diciendo que un tío que no cumple criterios para pertenecer a la especie humana (la anatomía no basta), acaba de matar alevosamente a un niño de nueve años. El incalificable hecho (de incalificable, nada: admite todos los adjetivos vomitivos) ha tenido lugar en una población de diez mil habitantes. Menos mal. De haberse tratado de un pueblecito aislado e insignificante, completamente seguro estoy de que ya se estaría hablando de La Rioja profunda. ¿O no? Supongo que ya saben por dónde voy. En efecto, no ha muchos días, una juez escribió, en sentencia de separación matrimonial, que un pueblo de la “Galicia profunda” no es el sitio más adecuado para la crianza de la criatura que el ‘exmatrimonio’ tiene en común (el que la madre no esté muy allá es harina de otro costal), lo ...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa