Ir al contenido principal

TAMAMES FOR PRESIDENT

La política es como un “agujero negro”: una vez traspasado el “horizonte de sucesos”, el brocal de toda la vida, todo lo engulle. Mas no sólo eso: lo engullido queda degradado/denigrado al instante. Para ejemplo, un botón. Los que nacimos por la mitad del XX, recordamos como si fuera hoy el trato cotidiano que los medios le dieron a uno de los grandes artífices de la Santa Transición (Umbral dixit). Hablo de Adolfo Suárez, un hombre bueno y honrado (nada de honesto como se dice ahora: honra, de cintura para arriba; honestidad, de cintura para abajo). “¿Cuál es la mejor persona que te has encontrado en el mundo de la política?” “Adolfo Suárez”, me contestó uno que conviviera mucho con él: Martín Tamayo. A lo que vamos. Un día sí y otro también, el bueno de Adolfo era tratado a patadas, hasta sangrar, empezando por una víbora con cataratas (dijera Alfonso Guerra de Tierno Galván), llamado Emilio Romero, y acabando por el último chiquilicuatro (chiquilicuatre es en catalán, ¡coño!). Siglos hubieron de pasar, para que Adolfo, arrasado ya por el Alzheimer, fuese reconocido como lo que fue: un hombre cabal. En fin, que la política es un mundo tan proceloso, que no hace distingos entre la gente buena, que los hay, y los bichos malos, que son los más abundantes. Todos, pues, al mismo saco. Tamames, un suponer. Tamames es un sabio, en el más amplio sentido de la palabra. Y no sólo porque su “Estructura Económica de España” haya sido la biblia del género, ahí es nada (va por la edición XXVII), obra que han estudiado miles de alumnos. Tamames ha hecho de todo y todo lo ha hecho bien. Manuel Vicent dice que las conferencias se le caían de los bolsillos. Todo lo que sé él, que no es poco, lo aprendí en su autobiografía, “Más que unas memorias”. Es una persona a la que ninguna forma de conocimiento le es ajena, ninguna. Pero lo que les voy a contar me dejó estupefacto. No ha muchos meses, en un programa de radio de ésos que echan a las horas de nadie, voy y me encuentro a Ramón comentando los últimos saberes sobre el más asombroso/milagroso filón de la ciencia actual: la física cuántica. Aficionado/apasionado que es uno de la materia en general (Einstein es Dios y a mí me hubiese encantado ser su profeta), me quedé pasmao, pasmao me quedé. Este hombre no tiene límites, pensé. Pues bien, ese hombre acaba de hablar en el Congreso de los Diputados. ¿Y qué ha pasado? Nadie, lo que se dice nadie, ha elogiado en su justa medida la extraordinaria categoría intelectiva e intelectual que atesora. Y aquí viene mi corolario: por culpa del “agujero negro” de la política. Pero no hay mal que por bien no venga. Con cuatro brochazos, el anciano sabio ha puesto en evidencia la ramplonería de los señores y señoras que, de un tiempo a esta parte, nos gobiernan, horror. Tamames for president, ya.

Entradas populares de este blog

MUFACE Y LA MINISTRA IGNORANTE

Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...

Dos soles y cuatro lunas

  Pasado mañana, a las doce en punto de la noche, despediremos un año, y un instante después, estrenaremos uno nuevo. Y la Tierra, que es la madre del cordero, sin enterarse de la misa la media. ¿Por qué digo esto? Hombre, está muy claro. ¿Qué es un año? Un año, lo saben muy bien los niños, es el tiempo que pasa entre los regalos de un cumple y los del cumple siguiente. Aniversarios infantiles aparte, un año, como es sabido, es una medida astronómica: el tiempo que la Tierra tarda en completar una vuelta alrededor del Sol, a la módica velocidad de 108.000 km por hora, con lo que dónde coños estaremos cuando acabe de escribir esta columna. (Si a eso le añadimos que el Sol se está moviendo a una velocidad infernal, en derredor del centro de la galaxia, la Vía Láctea, y que nuestra galaxia se aleja como un rayo de las galaxias vecinas, ya tenemos el lío montado. Ah, se me olvidaba decir que la Tierra también gira sobre sí misma. Con todo ese jaleo de movimientos, no me extraña nad...

DE LOS ALERTEROS Y LOS POLÍTICOS

Se han pasado el verano acojonando al personal con alertas por la caló (les gusta más una alerta roja que a un tonto una tiza), y para una vez que han podido lucirse, la DANA valenciana, ha pasado como en el cuento del lobo. Me refiero a los saltimbanquis/as que han convertido una ciencia, la meteorología, en un espectáculo circense, que lo único que les falta es comenzar sus intervenciones como aquellos genios que hubo: “¿Cómo están ustedeeees?” Tendrían que aprender del profesor Jorge Olcina (COPE) y de José Miguel Viñas (Rne), o de Mario Picazo, físicos todos, unos señores que tratan la meteorología con un rigor y una seriedad que da gusto, no como esa pandilla de histriones/as, ya digo, que parece que fueran ellos los hacedores del clima. Así les ha lucido el pelo con la “DANA más catastrófica del siglo”, que es como titulan ‘los otros’ a todas horas, tal que si estuviéramos ya en el 2099. Dice José Antonio Maldonado, físico también, que no entiende por qué se tard...