No hablar de la Semana Santa en Semana Santa, me parece un pecado de lesa cristiandad, sea uno creyente o no lo sea. Yo mismo sin ir más lejos, que, perteneciendo al segundo grupo, cada vez que se presenta la ocasión digo que la Semana Santa de Sevilla (toda mi admiración para las demás, empezando por la de Cáceres: inmarcesible escenificación a la oscura luz de tan prodigioso escenario) les decía que lo de Sevilla es un acontecimiento sobrecogedor: lo ya dicho aquí de Stravinski, que se quedó ‘pasmao’: “Veo lo que oigo, oigo lo que veo”. Por otra parte, son tantos los aspectos que abarca tan significativa semana, que bien podría afirmarse que todo un año está concentrada en la misma: la conmemoración religiosa (el principio de todo, claro), el turismo y sus múltiples derivadas, la política y sus negociaciones secretas,…y por último la climatología. Negociaciones secretas. Todo empezó el atardecer de un Sábado Santo cuando Alejo García, aquel gran periodista (me llamó para a...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa