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LA INFILTRADA Y EL MAQUETO

Reñido que estoy con la televisión, esa máquina de arrojar bazofia y propaganda política (sólo la veo cuando echan un buen documental o algo de Berlanga, o por el estilo), fue el caso que el otro día me di de bruces con “La Infiltrada”, película protagonizada por la justamente laureada paisana/pacense Carolina Yuste. En esto que, al día siguiente, hablando que estaban de la cinta en la radio, dice uno que muy merecido el premio de Carolina, pero que podían haber aprovechado para haberle concedido el galardón equivalente a Diego Anido, actor que encarna al terrorista Sergio Polo. Aquí quería yo llegar. El tal Sergio, autor de varios asesinatos (actualmente en tercer grado penitenciario), es un psicopatón como la copa de un pino piñonero, así que no me extraña nada que matase sin ningún miramiento con esa cara de loco que gastaba, y con más fundamento, teniendo un apellido de raigambre tan vascuence: ¡Polo! Y aquí viene mi pregunta: ¿cómo es posible que un hijo de gallegos llegase a convertirse en un sangriento etarra? La verdad, yo dudo mucho que individuo semejante supiera por qué mataba. De origen gallego, ya digo, no he sido capaz de averiguar dónde nació, pero lo suyo me ha traído a las mientes un caso aún más inexplicable. Se trata de un malvado que fuera condenado a 2.700 años de cárcel por 22 asesinatos, que se dice pronto. El prenda tenía también (murió de cáncer en el 21) un apellido vasco hasta las trancas, Troitiño, y por nombre Antonio (un hermano, Domingo (Txomin, cómo no), participó en el atentado de Hipercor). ¿A que no se imaginan dónde habían nacido ambos? No me extraña. Yo me quedé de una pieza ante la respuesta de una pareja de compañeros de viaje, cuando el verano pasado le hiciese el siguiente comentario: “Como sabréis, Antonio Troitiño era palentino como vosotros, de Tariego de Cerrato”. “No teníamos ni idea”, me respondieron asombrados (se lo tuve que mostrar en el móvil). Y yo me pregunto: ¿cómo se puede ser un sanguinario etarra, ¡22 asesinatos!, siendo palentino de nacencia? Y aquí tengo que echar una maldición a los medios de comunicación, que más que informar parece que ‘jugasen’ con la información. Qué trabajo les hubiese costado referirse, de vez en cuando al menos, al tal Antonio Troitiño como “el terrorista nacido en Palencia”. ¿Que se hubiesen sentido molestos los palentinos? El que se habría sentido ridiculizado es el vil asesino, cuando se viera considerado como un maqueto: “¡maqueto!”, le espeta a modo de insulto la ‘Infiltrada’ a Sergio Polo, el psicopatón, y éste no le pega un tiro de puro milagro. En resumidas cuentas: visto el tipo de individuos que se dedicaban al oficio de asesinar, he llegado a la conclusión que lo de la eta fue una esquizofrenia social de libro, enfermedad cuya curación tuvo en sus manos Arzallus: el que recogía las nueces. Pero no pudo ser: era uno de los tíos más perversos que ha dado Europa occidental. En el infierno anda, según me cuentan, esperando como loco a Pujol.

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