Ir al contenido principal

El rey y los profetas


  “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas; no he venido a abolirla, sino a consumarla”. Eso, justamente, me vino antier noche a la memoria, tiempos del bachillerato, viendo la entrevista (faenita de aliño, más bien) que Jesús Hermida le hizo al rey, que ya se puede escribir con minúscula, según las últimas reglas de la Academia. Jesús (ahora no hablo de Hermida) le dice a los discípulos, con la vista puesta en otros oídos, que no tiene pensado abolir la Ley Antigua, la del Viejo Testamento, esa historia repleta de violencias, de incestos, de brutales castigos, de alevosas venganzas, empezando por el propio Yavé, al que nunca le tembló el pulso a la hora de cargarse al personal desobediente o díscolo. Pero mira por dónde, lo suyo, lo de Jesús, no tiene nada que ver con lo anterior, nada, absolutamente nada. En cuanto acaba la alocución a sus epígonos, le da la vuelta a la Ley como a un calcetín. Valga un ejemplo: El ‘ojo por ojo’, uno de los ejes basales de antaño (vigente hoy entre los judíos), lo transforma en ‘perdona a tu enemigo’. Toma ya. Si eso es venir a consumar la Ley, que venga Dios y lo vea. 

 “Juro por Dios y sobre los santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino, y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional”. Eso, justamente, me vino la otra noche a la memoria, cuando el rey se refirió, subrepticiamente, que no sé lo que significa, pero queda muy bien, al cambio de régimen, como uno de los logros más dificultosos y exitosos de su labor. El rey jura ante las Cortes lealtad a la Ley Antigua, o sea, a los llamados Principios Fundamentales del Movimiento, ahí es nada, y en cuanto acaba la sesión, ya está maquinando con Fernández Miranda la forma de cargárselo todo e instaurar un sistema que nada, absolutamente nada, tiene que ver con lo anterior. Si eso es guardar lealtad que venga Franco y lo vea.

    ¿No me digan ustedes que no hay similitud entre una ‘declaración’ y la otra? Pero lo que yo quiero es poner de manifiesto otra faceta del asunto, que no digo que no se haya suscitado, pero que no he oído/leído en parte alguna. A saber: por millones se pueden contar los escritos que se han dedicado a nuestro singular cambio de régimen, sin precedentes históricos, elogiosos los más, denigratorios los menos (acusando al rey de perjuro y tal). Filigranas dialécticas de todo tipo fueron y siguen siendo urdidas para justificar aquella actuación, a todas luces racional, necesaria, lógica, perentoria, pero basada, asimismo a todas luces, en una grandísima mentira (lo de perjurio es muy feo): la lealtad al Movimiento Nacional. Con lo fácil que lo tenían los hagiógrafos y demás profesionales de la adulación. “Quisiera unir los nombres de Dios y de España”, dijo Franco en su testamento. ¡Almas de cántaro!: siguiendo por ese camino, ‘transitable’ en aquellos momentos, qué trabajo os hubiera costado comparar el juramento de don Juan Carlos ante las Cortes con las palabras de Jesús a los discípulos. ¡Si es que son un calco!

  No son más torpes porque no se entrenan: los comentaristas políticos (y los hagiógrafos y los aduladores).

Entradas populares de este blog

MUFACE Y LA MINISTRA IGNORANTE

Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...

DE LOS ALERTEROS Y LOS POLÍTICOS

Se han pasado el verano acojonando al personal con alertas por la caló (les gusta más una alerta roja que a un tonto una tiza), y para una vez que han podido lucirse, la DANA valenciana, ha pasado como en el cuento del lobo. Me refiero a los saltimbanquis/as que han convertido una ciencia, la meteorología, en un espectáculo circense, que lo único que les falta es comenzar sus intervenciones como aquellos genios que hubo: “¿Cómo están ustedeeees?” Tendrían que aprender del profesor Jorge Olcina (COPE) y de José Miguel Viñas (Rne), o de Mario Picazo, físicos todos, unos señores que tratan la meteorología con un rigor y una seriedad que da gusto, no como esa pandilla de histriones/as, ya digo, que parece que fueran ellos los hacedores del clima. Así les ha lucido el pelo con la “DANA más catastrófica del siglo”, que es como titulan ‘los otros’ a todas horas, tal que si estuviéramos ya en el 2099. Dice José Antonio Maldonado, físico también, que no entiende por qué se tard...

EL SEXO CUÁNTICO

Eso es precisamente lo que están investigando y difundiendo las muchachas de Igualdad, el ministerio de doña Irene Trans, perdón, Montero, las jóvenes científicas que trabajan en el LISMI (Laboratorio de Investigaciones Sexológicas del Ministerio de Igualdad), al frente del cual se encuentra una señora que se hace llamar Pam. El sexo cuántico, o sea (no confundir con el sexo tántrico, el de Sánchez Dragó). Que qué rayos es el sexo cuántico. Muy sencillo: el sexo llevado a sus últimas minuciosidades, un suponer, el sexo durante los días ‘enrojecidos’, así como la exploración de otros ‘agujeros negros’ de la galaxia femenina, etc. Que por qué el nombre de cuántico. Porque es lo más parecido a la llamada mecánica cuántica. O sea, el sexo de lo minutísimo. Me explico. Así como existe una parte de la física que se ocupa del macrocosmos, al que dedicó sus poderosas neuronas “el más grande”, Albert Einstein (“la más grande” es Rocío Jurado), con su asombrosa teoría de la relatividad, e...