En esto
que me dispongo a escribir sin haberme decidido aún por uno de estos dos
asuntos tan similares: la declaración de soberanía del parlamento catalán (se
veía venir hace un siglo), sin necesidad de matar a mil personas como los otros
cerriles, que en eso se nota la falta de romanización, o sobre la infantilísima
dedicatoria de Piqué a su niño, pulgar enguantado en la boca, la otra noche.
Pero el hombre propone y la música dispone. Ha comenzado a sonar la voz medio
rota, tan bellísima, de Adele, ‘Someone like you’, y al instante lo he tenido
claro: Roko. España es un país lleno de talento, dijera no ha mucho un señor al
que le sobra talento para hablar del talento ajeno, Valentín Fuster, el célebre
cardiólogo e investigador; ya saben, lo de Jenófanes: para descubrir a un sabio
hay que ser previamente sabio. No creo que el doctor Fuster estuviera pensando
en la joven cantante-actriz española cuando lo dijo, pero para eso estoy yo
aquí.
Adele es,
sí, una de las voces más apasionantes y con más variedad de registros del mundo
mundial, lo que yo te diga a ti. Pues bien, llega la moza jienense (como mis
adorados Muñoz Molina y Sabina), se mete en la piel de la genial inglesa, y nos
arranca dos lagrimones como puños: asombrosa imitación/interpretación de la mentada
canción. Hablo de Roko en “Tu cara me suena”, Antena 3, programa en donde
trabajan al menos tres artistas de excepcional talento, por los cuales ya
merecería la pena no moverse los lunes de la pantalla, sin hacer de menos a los
demás intervinientes, claro: Santiago Segura, Carlos Latres, Roko.
Pero no
sólo fue lo de Adele. Tres cuartos de lo mismo hizo con la madre del niño de
Piqué, Shakira, más lista que el hambre, que me di yo cuenta en la entrevista que
le hiciese una vez Jesús Quintero. Bienaventurados nuestros imitadores porque
de ellos serán nuestros defectos, dijo Benavente. Ni defectos ni leches. Con Roko
no hay defectos que valgan. Si el artista a imitar tiene alguno, ya se encarga
ella de que no aparezca. Solamente hay una persona sobre la tierra capaz de
mover las caderas con la infinita gracia de Shakira: Roko, por supuesto. Ah, y
de cantar al mismo tiempo con esa voz tan personalísima de la linda muñequita
colombiana. Y lo mismo hizo con Nancy Sinatra. Y con Paloma San Basilio. Y con
Martirio. Y con lo que le echen, qué más da, por talento no ha de quedar.
Uno ve a
Roko hablando ‘en directo’, con esa voz dificultosa que trae de fábrica, como de no haber sido operada a tiempo de las anginas,
y en lo último que piensa es en que detrás hay lo que hay: la persona capaz de
mejorar a cualquier cantante, ya sea mujer, ya sea hombre, tanto da, que memorables
fueran, sencillamente, las imitaciones de Miguel de Molina, o la de Justin Bieber,
ídolo de las más jovencitas. Si a todo eso le añadimos que se trata de una
muchacha de extremada sencillez, de rebosante simpatía y de risa a flor de
piel, ya tenemos el retrato perfecto del personaje, con permiso de Manuel Vicent, virtuoso del género, saludos,
maestro.