La que han
montado con lo de Escocia, Dios mío. ¡Un nuevo apocalipsis!, bellísima palabra,
por cierto. Eso es, poco menos, lo que auguraban los agoreros de siempre, manipulados
como siempre desde no sé dónde, de haber triunfado el sí. ¿Apocalipsis? Tú tía
la del pueblo, dicho sea con todos los respetos a mis tías Andrea y Leandra, a
las que les mando un beso. Hace cuatro días como el que dice, Yugoslavia se
partió en mil pedazos. Y qué pasó: ¿fue el apocalipsis? Claro que sí: pero por una
guerra atroz en la que se cometieron miles de crímenes de guerra (en las
guerras, todos los crímenes son de guerra), que dejó al país sumido en la
desolación y sembrado de fronteras con escopetas y pasaportes, que no sé
cuántos controles hubimos de sufrir aquel día que se nos ocurrió ir a desde
Dubrovnik, prodigiosamente reconstruida, a Mostar, agujereada toda de metralla.
¿Ustedes creen que hubiera pasado algo si la partición hubiera sido pacífica?
Nada, absolutamente nada. Hoy, veinte años después, el personal va tirando
hacia adelante, llorando a sus muertos y todo eso tan terrible, pero nadie se
muere de necesidad, que diría mi madre. ¿O sí? El único problema que ha creado
la partición de Yugoslavia, y repúblicas exsoviéticas vecinas, es lo del
festival de Eurovisión, que se votan entre ellas y así no hay forma de que
ganen los de siempre. Ah, y lo del deporte: que ha sido menester cambiar todo
el organigrama para dar cabida a tantas selecciones y tantos candidatos a la
Champion’s.
Total, que
de haber ganado el sí en Escocia, todo habría continuado igual. Bueno, igual,
igual, no: alguna banderita nueva y poco más, que Escocia ya tiene de siempre
su selección de fútbol. La gente hubiera continuado su vida cotidiana como si
tal. Y aquí paz y después gloria. Ah, y sin un solo muerto; no como unos
prerromanos que yo conozco, que se hincharon a matar inocentes, para acabar
detrás de los catalanes, qué vergüenza, en la puja soberanista, esa mariconada
que han puesto de moda los medios para no hablar de independencia. ¿Una moneda
nueva, tal vez? Calla, hombre, calla. Si
ustedes no nos permiten que usemos la libra, nos agarramos al euro y punto en
paz. ¿Que habrían sido expulsados de la Unión Europea? Con la boca chica. Resulta
que estamos abriendo la puerta a países del Este, que hasta hemos propiciado
una guerra en Ucrania (cabreando a Putin, menudo punto), y ahora vamos a
expulsar a los nuestros de toda la vida. Vamos anda.
En resumen,
que mucho ruido y pocas nueces. Que si Cataluña se independizase un día, ni
saldría de la Unión Europea (un par de semanas mirando a la pared, si acaso),
ni del euro, ni de nada. Ni tan siquiera de España. ¡Fuera de España está ya! Qué
queda de España en Cataluña, desde el punto de vista administrativo quiero
decir. Cuatro cositas. ¡Si está todo transferido! Yo creo que hasta saldríamos todos
beneficiados: en una Cataluña independiente, al menos dejarían de enseñar en
las escuelas el odio a España, con lo que pasaríamos de ser considerados enemigos,
a vecinos de toda la vida. Y lo mismo, tal cual, para los prerromanos que
mataron a cientos de personas. He dicho.