LA MISA Y LA CAMISA
Agapito Gómez Villa
Contaba el otro día Fernando Jáuregui, experto/experimentado
periodista, que cuando hubo acabado su ‘conferencia’, reciente viaje a Israel, como
hubiese comentado que en España hay gente cuyo mayor empeño es sacar a Franco
del Valle de los Caídos, uno de los presentes le dijo: “Si eso es un problema,
que maravilla de país tienen ustedes”. Ellos, que sufren un desgarro irresoluble
(insoluble es más bien para las disoluciones químicas), por los siglos de los
siglos: el gravísimo conflicto con los palestinos, claro. Imagino la cara que
hubiera puesto el personal, si además de lo de Franco, les hubiese hablado de
que el líder de la izquierda, Pedro Iglesias, o Pablo Sánchez, es que siempre
me lío, se ha empeñado ahora en hacer obligatoria la misa dominical/matinal
para todas aquellas personas que permanezcan en sus casas en el momento de la
emisión por la tele (lo de los rabos caninos ‘inamputables’ aún no había sido debatido
en el parlamento).
Dicho lo cual, no estoy de acuerdo con la
pretensión del nuevo profeta del populismo. A propósito de lo cual: el otro día
me encuentro esto en maestro Pániker, “Cuaderno Amarillo”: “Sigmund Freud, a
quien el músico consultó hacia el final de su vida, dio una típica explicación
psicoanalítica de la combinación de la tragedia y populismo en Mahler:
naturalmente, un trauma de infancia”. ¿Será ésa la causa de la propensión a la
tragedia (el día de la cal viva) y al populismo (“nosotros somos la gente”) de
nuestro carismático joven? Les decía que, por primera vez, no estoy de acuerdo
con Pedro Pablo (así no me confundo): no puedo estarlo, porque a mí la
obligación de ir a misa los domingos me trae muy malos recuerdos: me produjo un
trauma infantil del que jamás me he recuperado (no me hizo falta consultar con
Freud, que tuve yo un buen profesor de psicología en Salamanca):
“Que
se pongan de pie los que ayer no fueron a misa”, dijo el maestro, don Vicente
Albarrán Murillo. Y tembloroso de piernas, me puse de pie, yo el único. “A ver,
Agapito: ¿por qué no fuiste a misa?”. “Es que mi madre estaba trabajando fuera
de casa y no me tenía la camisa planchá”. “¿Y qué es más importante, la camisa
planchada o ir al cielo”. “Ir al cielo”, contesté con voz amedrentada. ¿Que dónde
radica el trauma? Muy sencillo: cada vez que me encuentro una arruga en la
camisa, me veo en pecado mortal. ¿Les parece poco?
Oiga, que no es eso. Que lo que quieren es
suprimir la misa de La 2. Ah, ya me extrañaba a mí. Y qué daño puede hacer eso
a nadie. Aquí entre nosotros, yo creo que es una venganza: Pedro Pablo sabe que
de los que ven la misa en la tele no hay ni uno sólo que lo vote. Pues va usted
a tener razón.
Lo que me temo es que la misa sea sólo el
principio. El día que se enteren de que en la ‘primera’ hay un programa, que a
mí me encanta, “Corazón, Corazón” se llama, en el que salen casi a diario unos
cuantos de expresidiarios (Julián Muñoz, Isabel Pantoja, Ortega Cano, Maite
Zaldívar, José Fernando y compañeros mártires), van y se lo cargan. No le
extrañe. Ah, y también salen todos los días Chabelita y Paquirrín.