Leo en este periódico una noticia extraordinaria,
que a pesar de ello ha pasado ‘cuasi’ inadvertida para el público en general. Pero
para eso estoy yo aquí, para “poner en valor”, horror, ya me contaminé, lo que
tiene verdadero valor: que los extremeños otorgan al SES un 6,51, que es por lo
visto la nota más alta desde que se iniciaron este tipo de encuestas. Ni que
decir tiene que como médico de cabecera, lo que más me ha gustado es que el
grado de satisfacción en la atención primaria llega al 90 por ciento. Por
supuesto, las otras especialidades (la medicina de familia es una
especialidad), así como la atención en urgencias, salen, asimismo, muy bien
paradas. A este respecto, les contaré que me quedé de una pieza, congreso en
Pamplona, al escuchar de boca de colegas de Castilla y León y de Castilla-La
Mancha, que habían ejercido previamente en nuestra región, que la sanidad de
Extremadura funciona mejor que la de sus respectivas comunidades. (Imagino la
cara que se le tiene que estar poniendo al enfermo, o familiar, al que las
cosas no le han ido todo lo bien que esperaban; pero si tenemos en cuenta los
miles de actos médicos que a diario se llevan a cabo de manera exitosa,
entenderán lo que quiero decirles.)
Sigamos lentamente, yo el primero, por la
senda de la racionalidad.
Veo en la tele autonómica al doctor Casado
Naranjo, neurólogo del hospital de Cáceres, presentando una guía práctica, una
más, sobre las cefaleas, vulgo dolor de cabeza, una de las patologías más
frecuentes (prevalentes para iniciados), en medicina general y no digamos en
neurología. Aclaración: el dolor de cabeza puede no ser nada (la mayoría de los
casos) o lo puede ser todo, no sé si me entienden. La guía del doctor Casado
está hecha, pues, con la intención de que desde la medicina general sean
derivados a consulta especializada sólo aquellos casos en los que haya indicios
de “gravedad”, evitando así el colapso de las consultas de neurología.
¿Que a cuento de qué viene lo del doctor
Casado y las cefaleas? Un poquito de paciencia, por favor.
Resulta que un buen día, cuando ya llevaba varios
años en funcionamiento la “Unidad de Ictus” de Cáceres, me entero con
estupefacción de que en el Hospital Universitario de Salamanca, de Salamanca,
oiga, aún no había sido creado dicho servicio (es de suponer que ya lo tendrán en
marcha, claro). ¿Y eso cómo se explica? Y aquí es donde entra de lleno el
doctor Casado, pues que fue su perseverancia, contumacia, insistencia, la que propició
la creación de tan importante “Unidad”. Eso sí, sobre un terreno abonado: estoy
persuadido de que el hecho de que un médico, el doctor Fernández Vara, fuese en
su tiempo director general y más tarde consejero de sanidad, ha impregnado
desde arriba el quehacer sanitario en nuestra comunidad. ¿Tanta importancia
tiene la cosa? Extraordinaria. ¿Se imaginan la patología cardiaca no llevada
por cardiólogos? Pues ya está dicho todo. Para que se hagan una idea, los
enfermos con ictus agudos no sólo tienen más posibilidades de seguir vivos, sino
que al disminuir las secuelas, se ve acortado sobremanera el tiempo de
dependencia respecto de lo que duraban antaño.
Al César lo que es del César.