Ir al contenido principal

El 'emérito' médico de cabecera


                                  

    El otro día, este periódico titulaba: “El SES propone que los médicos sigan hasta los 72 años como eméritos”. Y aclaraba a continuación: “La medida se aplicaría a profesionales reconocidos para que desarrollen labores de asesoramiento, formación e investigación”. Este particular, médico de cabecera recién jubilado, motu proprio, a los 65, que no se considera un profesional reconocido (salvo como columnista del HOY, gracias, señor director), sí se cree apto, con perdón, para realizar labores de asesoramiento: ¡lo vengo haciendo, en estas páginas, desde hace treinta y cinco años!

   Pues bien, dicho lo cual, puedo afirmar y afirmo (es en homenaje al gran Adolfo Suárez y su “puedo prometer y prometo”, cuadragésimo aniversario), que si hay un profesional desaprovechado en el mundo de la medicina es el médico de cabecera, o de familia, o de atención primaria. Me explico.

   En mis tiempos, una vez aprobada la última asignatura, te presentabas en la oficina de turno y con el fonendo como arma única, pedías un pueblo, y una vez asignado el mismo, en el ‘Seguro’ de entonces te proporcionaban la munición: los talonarios de recetas. Y a rezar, el que supiera. Venturosamente, pronto sería creada la especialidad de Medicina de Familia: tres años de formación, luego ampliados a cuatro. Y hete aquí que ya tenemos a unos profesionales a los cuales se les puede decir con solemnidad bíblica: “Id y predicad por todo el mundo el evangelio de la medicina”.

  Efectivamente. Durante esos cuatro años, los jóvenes doctores han de pasar por todas las especialidades, sin excepción, de modo y manera que, al término de ese tiempo, se encuentran en condiciones de resolver/orientar todas las patologías que se les puedan presentar, de ahí que me atreva a afirmar con absoluta rotundidad una frase que pide mármol: el médico de familia tiene conocimientos más que suficientes para acabar con las listas de espera no quirúrgicas. Lo que yo les diga. Y por supuesto, con las listas de cirugía menor, si se le proporcionase el material necesario, claro es: no se olvide que el título reza “Licenciado en Medicina y Cirugía”.

   ¿Por qué no es así?  

   Y aquí viene la madre del cordero. ¿Se imaginan ustedes al arquitecto excavando los cimientos, haciendo el encofrado, colocando los ladrillos, luciendo las paredes, poniendo los suelos y el alicatado y al final de la jornada lavando las herramientas? Mismamente el médico de cabecera. ¿Que estoy exagerando? Ahí van algunas ‘exageraciones’: el médico de familia tiene que dedicar su tiempo a recetar pañales; el médico de cabecera tiene que dar la baja laboral a los pacientes que están o han estado ¡ingresados en el hospital¡ (le sucedió a mi hija en el Infanta), y hacer las recetas que otro especialista no ha querido hacer, y rellenar los partes de ambulancia de visitas programadas por otros... A lo anterior, añadan lo que sigue: “que vengo a por un justificante porque ayer no pude ir a trabajar”, o “… porque el niño no pudo ir al colegio”, o “un certificado para un curso de...”, o “para un trabajo que me han dado en la Junta”,… y verán en qué condiciones mentales queda el médico para centrarse, lo que se dice centrarse, como Hipócrates manda, en el dolor torácico del paciente siguiente.  

   Señores del SES, ustedes mismos.

 

 

 

 

Entradas populares de este blog

MUFACE Y LA MINISTRA IGNORANTE

Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...

DE LOS ALERTEROS Y LOS POLÍTICOS

Se han pasado el verano acojonando al personal con alertas por la caló (les gusta más una alerta roja que a un tonto una tiza), y para una vez que han podido lucirse, la DANA valenciana, ha pasado como en el cuento del lobo. Me refiero a los saltimbanquis/as que han convertido una ciencia, la meteorología, en un espectáculo circense, que lo único que les falta es comenzar sus intervenciones como aquellos genios que hubo: “¿Cómo están ustedeeees?” Tendrían que aprender del profesor Jorge Olcina (COPE) y de José Miguel Viñas (Rne), o de Mario Picazo, físicos todos, unos señores que tratan la meteorología con un rigor y una seriedad que da gusto, no como esa pandilla de histriones/as, ya digo, que parece que fueran ellos los hacedores del clima. Así les ha lucido el pelo con la “DANA más catastrófica del siglo”, que es como titulan ‘los otros’ a todas horas, tal que si estuviéramos ya en el 2099. Dice José Antonio Maldonado, físico también, que no entiende por qué se tard...

EL SEXO CUÁNTICO

Eso es precisamente lo que están investigando y difundiendo las muchachas de Igualdad, el ministerio de doña Irene Trans, perdón, Montero, las jóvenes científicas que trabajan en el LISMI (Laboratorio de Investigaciones Sexológicas del Ministerio de Igualdad), al frente del cual se encuentra una señora que se hace llamar Pam. El sexo cuántico, o sea (no confundir con el sexo tántrico, el de Sánchez Dragó). Que qué rayos es el sexo cuántico. Muy sencillo: el sexo llevado a sus últimas minuciosidades, un suponer, el sexo durante los días ‘enrojecidos’, así como la exploración de otros ‘agujeros negros’ de la galaxia femenina, etc. Que por qué el nombre de cuántico. Porque es lo más parecido a la llamada mecánica cuántica. O sea, el sexo de lo minutísimo. Me explico. Así como existe una parte de la física que se ocupa del macrocosmos, al que dedicó sus poderosas neuronas “el más grande”, Albert Einstein (“la más grande” es Rocío Jurado), con su asombrosa teoría de la relatividad, e...