O sea, que no me equivoqué ni un ápice cuando
hace unos meses terminaba yo mi artículo dominical diciendo que “don Enrique es
un lujo para Extremadura en general y para la UEX en particular”. Los
acontecimientos han venido a comerme en la mano: al profesor Enrique
Moradiellos, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de
Extremadura, le acaba de ser concedido esta semana el Premio Nacional de Historia
de España, que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, por la
obra que les recomendaba en aquel artículo: “Historia mínima de la guerra civil
española”. (Quietos ahí: cuando todo el mundo se queja de la degradación intelectual
a que aboca la endogamia universitaria, don Enrique es un ejemplo del
‘enrique-cimiento’ que aporta la exogamia.) Nuestro profesor ha sido premiado
“por la ecuanimidad con la que aborda el tema estudiado”, así como por su
“llamamiento a la concordia”. Dicho lo cual, desde estas páginas, insto a dicho
ministerio a la creación de un premio retrospectivo, con el fin de subsanar graves
errores pretéritos: la magnífica obra sobre Negrín del profesor Moradiellos no
puede quedar “impune”, que diría José María García.
Como era lógico y
natural, entrevistado nuestro hombre estos
días, por tierra, mar y aire, el asunto omnipresente no puede ser otro que el gravísimo
problema de Cataluña, acerca del cual, entresaco algunas de sus respuestas a
“La Nueva España”, 29/10/17:
“Estamos ante una
de las grandes crisis continentales, el intento de fractura de un Estado y de
rectificación de fronteras, en una Europa cuyas fronteras están escritas con
sangre”
“Algunos catalanes
piensan que Cataluña es una nación en conflicto frente a otra que es Castilla.
Ahí, en la palabra Castilla nos incluyen a todos. Y para ellos todos somos
vagos, sinvergüenzas y maleantes”.
“Los catalanes
tienen los derechos más protegidos que cualquier ciudadano de cualquier otro
país europeo”.
Y para acabar: “A
una locura como la que estamos viviendo hay que responder con el Estado de
Derecho. Tiene que imperar la ley y no salirse de ella ni un milímetro”. Ahí quería
yo llegar: a poner de manifiesto la gran falacia/mentira que se ha extendido
del uno al otro confín del ámbito independentista: los ‘puigdemones’ han sido
encarcelados por el gobierno. ¡No me digas! ¿Pero no habíamos quedado en que son
los jueces los garantes de la ley? ¡No señor, los ha mandado a prisión el
gobierno!, dicen los ‘indepes’ y algunos no ‘indepes’, Jordi Évole a la cabeza,
que parecía algo, y nos ha venido a resultar un manipulador como la copa de un
pino piñonero de Garrovillas, lugar de donde procede su familia. Esto me
recuerda a lo de Dürrenmat: “Malos tiempos cuando hay que luchar por lo que es
evidente”. En efecto, vete tú a decirle a ese personal que quien ha mandado a
prisión a los ‘puigdemones’ ha sido una juez, en el pleno ejercicio de sus
funciones constitucionales. Si es que lo dice muy clarito el refrán: “Cree el
ladrón que todos son de su condición”. En lugar de ladrones, que también, pongan
sectarios y xenófobos, y ya verán cómo salen las cuentas. En una hipotética
República Catalana, a ver quién sería el guapo capaz de pararle los pies a
semejante jarca de iluminados. Ni separación de poderes ni leches. Miedo da
pensarlo.
Enhorabuena,
profesor.