DOÑA MARGARITA Y LA HISTORIA DE ROMA
Agapito Gómez Villa
“Los científicos reconstruyen 12.000 años de la historia de Roma escritos en el ADN”, La noticia coincide en el tiempo, qué casualidad, con la muerte de una persona excepcional, Margarita Salas, mujer muy ligada a Extremadura, a través de su marido, el prestigioso científico, Eladio Viñuela, natural de Ibahernado, pequeño pueblo cacereño donde naciera, asimismo, el celebrado escritor, Javier Cercas, qué tendrá ese pueblo; les iba diciendo que doña Margarita fue la descubridora, precisamente, del método que ha permitido realizar tan extraordinario estudio antropológico. Es el caso que en ningún medio de comunicación he visto relacionados ambos eventos, la muerte de doña Margarita y el estudio de los romanos, lo que quiere decir que los medios no se enteran de la misa la media. Si alguien no ve lo de Roma como un homenaje a la difunta, es que ve menos que un gato de yeso. Ítem más: el magno estudio es la más preciada corona de flores que la difunta ha llevado sobre su féretro.
En resumidas cuentas: dicho trabajo no hubiese podido realizarse sin la trascendental aportación de doña Margarita.
Para los que no sepan qué hay detrás de esas tres siglas, permítanme que les diga que el ADN es “la molécula más grandiosa que ha dado ‘nuestro’ universo”, desde su nacimiento hace 13.820 millones de años, hasta hoy, semana arriba o abajo. Se trata de una larguísima estructura parecida a una escalera de caracol en donde figura toda la información genética de cualquiera de los miles de millones de seres vivos que existen o han existido sobre la faz de la Tierra. Dicho lo cual, volvamos a Roma: a esos 12.000 años de su historia “escritos en el ADN” de sus pobladores, que las estatuas no tienen de eso, ni siquiera el David de Miguel Ángel. Pues bien, los investigadores han tomado fragmentos del ADN de los huesos de 127 individuos enterrados en muy diversas épocas y lugares, y los han comparado con los de otros varios pobladores de Roma y sus periferias, antiguos y actuales. Los resultados, aunque de enorme interés antropológico, no vienen al caso. A mi me interesa otro aspecto de la cosa. He dicho fragmentos. ¿De acuerdo? Pues aquí viene lo bueno. A cada uno de dichos fragmentos se le somete a la acción de la ADN-polimerasa, y como por arte de magia, en un rato escaso, aparece enterita toda la cadena del ADN del individuo: secuenciación se llama el proceso. Y así, en un verbo, tenemos toda la información genética de los 127 romanos. No me digan que no es un milagro. Un milagro que debemos al trabajo y el talento de 'nuestra' Margarita Salas, que anduvo mucho por aquí cuando los premios científicos nacionales "Jesús Medina", Caja Extremadura, que se llevase por delante la crisis, ay.
Que por qué no he comentado algo sobre la jornada de reflexión (cuando escribo). Pues muy sencillo: mi admirado Cela dijo que los políticos son personajes de tercera y yo, cuando hay por medio un jugador/a de la champion's, doña Margarita Salas, ni me lo pienso. Es que no hay color.
Agapito Gómez Villa
“Los científicos reconstruyen 12.000 años de la historia de Roma escritos en el ADN”, La noticia coincide en el tiempo, qué casualidad, con la muerte de una persona excepcional, Margarita Salas, mujer muy ligada a Extremadura, a través de su marido, el prestigioso científico, Eladio Viñuela, natural de Ibahernado, pequeño pueblo cacereño donde naciera, asimismo, el celebrado escritor, Javier Cercas, qué tendrá ese pueblo; les iba diciendo que doña Margarita fue la descubridora, precisamente, del método que ha permitido realizar tan extraordinario estudio antropológico. Es el caso que en ningún medio de comunicación he visto relacionados ambos eventos, la muerte de doña Margarita y el estudio de los romanos, lo que quiere decir que los medios no se enteran de la misa la media. Si alguien no ve lo de Roma como un homenaje a la difunta, es que ve menos que un gato de yeso. Ítem más: el magno estudio es la más preciada corona de flores que la difunta ha llevado sobre su féretro.
En resumidas cuentas: dicho trabajo no hubiese podido realizarse sin la trascendental aportación de doña Margarita.
Para los que no sepan qué hay detrás de esas tres siglas, permítanme que les diga que el ADN es “la molécula más grandiosa que ha dado ‘nuestro’ universo”, desde su nacimiento hace 13.820 millones de años, hasta hoy, semana arriba o abajo. Se trata de una larguísima estructura parecida a una escalera de caracol en donde figura toda la información genética de cualquiera de los miles de millones de seres vivos que existen o han existido sobre la faz de la Tierra. Dicho lo cual, volvamos a Roma: a esos 12.000 años de su historia “escritos en el ADN” de sus pobladores, que las estatuas no tienen de eso, ni siquiera el David de Miguel Ángel. Pues bien, los investigadores han tomado fragmentos del ADN de los huesos de 127 individuos enterrados en muy diversas épocas y lugares, y los han comparado con los de otros varios pobladores de Roma y sus periferias, antiguos y actuales. Los resultados, aunque de enorme interés antropológico, no vienen al caso. A mi me interesa otro aspecto de la cosa. He dicho fragmentos. ¿De acuerdo? Pues aquí viene lo bueno. A cada uno de dichos fragmentos se le somete a la acción de la ADN-polimerasa, y como por arte de magia, en un rato escaso, aparece enterita toda la cadena del ADN del individuo: secuenciación se llama el proceso. Y así, en un verbo, tenemos toda la información genética de los 127 romanos. No me digan que no es un milagro. Un milagro que debemos al trabajo y el talento de 'nuestra' Margarita Salas, que anduvo mucho por aquí cuando los premios científicos nacionales "Jesús Medina", Caja Extremadura, que se llevase por delante la crisis, ay.
Que por qué no he comentado algo sobre la jornada de reflexión (cuando escribo). Pues muy sencillo: mi admirado Cela dijo que los políticos son personajes de tercera y yo, cuando hay por medio un jugador/a de la champion's, doña Margarita Salas, ni me lo pienso. Es que no hay color.