Circula
por Italia este ingenioso lema: “A nuestros abuelos les pidieron que fueran a
la guerra. A nosotros, sólo nos piden que nos quedemos en casa”. ¡Pascal,
Pascal!: “La mayoría de los males le vienen al hombre por no saber quedarse
tranquilos en su casa”. La primera vez que lo leí, pensé que el gran genio
francés (matemático, físico, filósofo, de todo) había tenido muy mala suerte al
enunciar dicha sentencia, pues que, con el devenir de los tiempos, el personal
cada vez le iba haciendo menos caso: hasta llegar a anteayer mismo, en que la
población mundial no ha hecho otra cosa que viajar, masivamente, del uno al
otro confín. Por tierra, mar y aire. Pero mira tú por dónde, una pequeña
partícula, a caballo entre la materia y la vida, un virus coronado “de espinas”,
ha venido a darle la razón, cuatro siglos después.
En efecto, resulta que, al día de hoy, la
única medida capaz de impedir la propagación de dicho virus por toda la faz de
la tierra, es hacerle caso al polímata francés: quedarse tranquilamente en casa.
Más que impedir la propagación, habría que decir ralentizar su rápida expansión,
causa del colapso de los sistemas sanitarios, motivo princeps de la alarma social
generalizada, de la que se ha derivado el “estado de alarma” decretado por el
gobierno, más que el número de fallecidos, que va a resultar parejo a los de la
gripe: cerca de 7.000 el año pasado (14 en Extremadura en lo que va del 2020).
¿Que por qué tal velocidad de propagación?
Lo dijo sin decirlo Ramón Tamames en la presentación en Badajoz de su libro “Hernán
Cortés, Gigante de la Historia”, cuando habló de los muchos muertos por
enfermedad entre la población indígena de Nueva España: “La invasión microbiana
no pudo evitarse. También morían españoles, pero en proporción muchísimo menor,
porque había una inmunización importante”. Eso es: inmunización importante. Hoy,
ante un virus nuevo, todos somos mexicas: con excelentes hospitales, claro (no
quiero ni pensar cuando salte a África).
Hablar de inmunización es hablar del sistema
inmune. Pues bien, para que todo no sea malo en estos tiempos de tribulación,
les diré que los expertos en la materia piensan que, desde el punto de vista evolutivo,
estas pandemias han servido, y sirven, para darle un meneo (disculpen la expresión) a
nuestro sistema inmune, ¡gracias al cual estamos vivos!
Y otra nota esperanzadora: el 1/7/19 España
tenía 47.100.396 habitantes. Al día de hoy, más de 47 millones no están
infectados por el virus.